El diluvio iba a llegar. El cielo estaba lleno de nubes de tormenta, y se escuchaba cerca el retumbar del trueno.
Apresuradamente acabó Noé de hacer el arca, pese a que su mujer le decía una y otra vez:
-Ya deja esa tontería. ¿No ves que va a llover?
Cuando cayeron las primeras gotas el patriarca abrió la puerta de la nave e hizo subir a ella a las parejas de animales.
Después que hubieron entrado todas las criaturas subió Noé al arca con su mujer, sus hijos y las esposas de sus hijos.
Dijeron con disgusto entre sí los animales:
-¡Caramba! ¡Tan bien que estábamos antes de que subieran éstos!
¡Hasta mañana!...