El padre Soárez charlaba con el Cristo de su iglesia. Le preguntó:
-Señor: entre todos los pecados que los hombres hemos inventado ¿cuál es el mayor?
Respondió el Cristo:
-Los más grandes pecados, Soárez, no son los del cuerpo, sino los del espíritu. Los pecados de carne -la lujuria, la gula, la pereza- son tan poca cosa que con los años se terminan. En cambio las culpas del espíritu -la soberbia, la envidia, la avaricia- aumentan con la edad, y el tiempo los encona más y más. Tú sabes bien que yo perdono todos los pecados, pero créeme que perdonar los del espíritu me cuesta más trabajo.
-Señor -le dijo el padre Soárez-. No respondiste a mi pregunta: ¿cuál pecado es el más grande?
Contestó Jesús:
-El mayor de todos los pecados es la falta de amor. De ese gravísimo pecado provienen todos los demás.
¡Hasta mañana!...