Abrí ayer un libro, y de entre sus páginas cayó una tarjeta postal. Está fechada en Madrid, el 18 de octubre de 2015, hace apenas unos meses, y rotulada así: "Excelentísimo escritor Armando Fuentes A. Domicilio conocido. Saltillo, Coahuila, México". Dice el texto:
"¡Hola, Divino! Espero que al recibir la presente se halle usted bien, y que la suerte lo acompañe por doquier. Así sea. Mi menda tratando de abrirme paso por acá. Quiero que sepa, y deseo se entere, que siempre lo llevo en mi corazón. El Pana".
Hombre dado a la hipérbole andaluza, Rodolfo Rodríguez me aplicó aquel sonoro mote, "El Divino", desde que nos conocimos. Lo de "mi menda" significa en caló gitano "yo".
Me entristeció la muerte del torero, y, sin embargo, di gracias por ella al misterioso sino que rige la vida de los diestros. El Pana vio cumplido su deseo -muchas veces me lo dijo- de tener muerte de toro. Esperó, esperó, esperó hasta que le llegó el destino que anhelaba.
Nos quedan su recuerdo y su leyenda. El Pana. Quiero que sepa, y deseo se entere que estoy con su familia, y que él estará siempre en mi memoria y en mi afecto.
¡Hasta mañana!...