Cuando el Señor revisó el árbol del fruto del bien y del mal se dio cuenta con enojo de que la manzana ya no estaba ahí.
Pasaba por ahí un pajarraco y le preguntó:
-¿Quién comió la manzana?
-Yo no fui -respondió el avechucho-.
-¿Quién fue entonces? -insistió el Señor-.
Y otra vez:
-Yo no fui.
-No digo que tú hayas sido -se molestó el Señor-. Te pregunto quién fue. Tú andas siempre por aquí, y debes haberlo visto.
Y el pajarraco, terco:
-Yo no fui.
El Señor entonces, irritado, lo condenó a decir siempre esas mismas palabras. Y todavía anda por ahí la cigüeña diciendo siempre:
-¡Yo no fui, yo no fui, yo no fui!...
¡Hasta mañana!...