AYER VI SALIR EL SOL.
No fue un amanecer espectacular. Desde la ventana de mi cuarto no se ve nada espectacular, aparte de la vida. Y doy gracias por eso: los años me han enseñado que lo espectacular y lo falso son hermanos. O por lo menos primos hermanos.
Salió el Sol.
A pesar de mis fallas y de las de todo el mundo salió el Sol.
A pesar del Brexit y de Trump salió el Sol.
A pesar de mi mezquindad y vanidades salió el Sol.
A pesar de mi desamor y mis rencores salió el Sol.
Dicen que la naturaleza -tal es uno de los varios nombres que usa Dios- es indiferente.
Quién sabe.
A lo mejor más bien es compasiva.
Por eso siempre sale el Sol, aunque muchas veces no lo merezcamos.
¡Hasta mañana!...