Dios creó a la mujer.
Y la mujer creó el matrimonio.
El fin principal del matrimonio, ya se sabe, es la procreación, pero una vez casada Eva buscaba cualquier pretexto para rehuir el acto procreativo. Fue ella quien inventó la excusa que dura hasta nuestros días:
-Me duele la cabeza.
Cada vez que Adán, inspirado por la luna llena, el rumor de las olas del mar o el canto de la alondra se acercaba a ella con intención romántica Eva le decía:
-Hoy no. Me duele la cabeza.
El hombre, que había visto al Padre crear los cielos y la tierra; que lo había visto crear el Sol, la Luna y las estrellas, fue hacia él y le dijo con tono suplicante:
-Señor: ¿no podrías ahora crear la aspirina?
¡Hasta mañana!...