Me dice don Abundio el del Potrero:
-Le voy a contar una historia, licenciado.
-Vamos a ver -respondo cauteloso. Y es que las historias que cuenta don Abundio terminan con frecuencia en chasco para el que las escucha.
Me advierte él:
-La historia que le voy a contar parece increíble, pero sucedió.
De nuevo me pongo a la defensiva:
-Vamos a ver.
Don Abundio comienza su relato:
-Había en la sierra del Coahuilón un pino de 150 metros de alto.
-¿Cuánto?
-150 metros.
Don Abundio: no puede haber un pino de esa altura.
Y él:
-¿Ya ve? Si no me cree lo del pino tampoco me va a creer el resto de la historia. No tiene caso entonces que se la cuente.
Toma su sombrero y se va. Otra vez la historia de don Abundio ha terminado en chasco. Y otra vez, como otras tantas veces, el chasco ha sido para mí.
¡Hasta mañana!...