Soplaba el cierzo; en la tarde plomiza el cielo era un oscuro manto helado.
Adán tenía frío. (Lo que cuento sucedió antes de que el Señor hiciera a la mujer). Aterido, miraba pasar las ráfagas de la cellisca y caer los silenciosos copos de la nieve.
-Señor -preguntó el hombre a Dios-. ¿Para qué hiciste el invierno?
Le respondió el Creador:
-Hice el invierno para que pueda haber luego primavera.
Pasaron las semanas, y un día ya no hubo frío, ni nieve ni granizo. Brilló el sol en el cielo color cielo; el campo se cubrió de hierba verde y flores aromadas. Entonces Adán recordó el invierno, y supo que todos los inviernos -los del alma y los del cuerpo- son sólo el anuncio de otra primavera.
¡Hasta mañana!..
