El 11 de diciembre de 2006, con el operativo antinarco en el estado de Michoacán inició formalmente la militarización del territorio mexicano con la finalidad de proporcionar seguridad a la población civil. Declararle la guerra al narcotráfico, haciéndole frente con miembros del ejército y la marina es una estrategia que puede ser utilizada para ejercer violencia como política pública para el servicio de quien la promueve.
En México se decidió hacer la guerra mediante la implicación de las fuerzas armadas dentro del territorio nacional en contra de enemigos connacionales. Como describiría el recién fallecido Umberto Eco, en su ensayo Pensar la Guerra: "La guerra no enfrenta ya a dos partes. Pone en competencia infinitos poderes". En nuestro país ¿existe intención de ganar una guerra?, ¿cómo se justifica y se prolonga una guerra de estas características?
Para justificar y prolongar son necesarios dos elementos básicos: la militarización, como el proceso por el cual se combate al narcotráfico únicamente haciendo uso coercitivo del instrumento militar, y el militarismo, la necesaria ideología que acompaña dicho proceso. Proceso e ideología son necesarias para su justificación. Podemos utilizar la metáfora de los ordenadores, y afirmar: es necesario el despliegue del hardware, pero se requiere el software adecuado.
De 2007 a la fecha hay una estructura financiera movida por la militarización. De acuerdo con página electrónica de la SHCP, en su apartado de "Paquete Económico y Presupuesto", durante el sexenio de Calderón la Secretaría de la Defensa Nacional recibió un total de 249 mil 967 millones, 680 mil 924 pesos; para ese mismo rubro, los actuales 4 presupuestos anuales de EPN superan al anterior sexenio. En esta administración se han inaugurado siete cuarteles militares a los largo del territorio nacional y cuatro más están en construcción.
La presencia militar a lo largo del territorio nacional puede tener diversos efectos, siguiendo las líneas vigentes del Ejército y Fuerza Aérea, el adiestramiento de sus integrantes se da en tres fases, se basa en el aprendizaje del combate individual y orgánico; para la ciudadanía que se encuentra próxima a cuerpos militares representa una violencia directa en forma de amenaza o de materialización de la acción militar, provocada o no, bien sea para resolver un conflicto o para iniciarlo.
Para prolongar la guerra interna es necesario que a demás de las acciones ilegales que realice el enemigo, hay que crear elementos culturales que permitan justificar la disposición a la acción, producción y despliegue militar; así, en México se ha intentado la producción mediática del "mas si osare un interno enemigo, profanar con el fruto de sus plantas el fuero privilegio". Es decir, construir al "narco" como otro que debe ser abatido a costa de lo que sea, así sea la vida de los ciudadanos y los Derechos Humanos.
Es esa lógica, se han enviado a la ciudadanía mensajes que intentan dar nuevos significados al romántico nacionalismo con el que se acuñó el Estado Nación como lo conocemos, por ejemplo: que el presidente vista uniforme militar, la presencia de altos mandos militares en cualquier acto que los legitime, como lo puede ser una visita papal, los cinco espectáculos aéreos militares organizados en el pasado reciente, hacer un desfile militar en París, poner en ritmo de cumbia el toque de bandera, etc.
Lo "repugnante, lamentable y deplorable", palabras del general Cienfuegos, es la violencia generalizada, la guerra interna de casi 9 años. El video donde es torturada Elvira Santibáñez de 21 años, o las imágenes difundidas por el portal breitbart.com, donde se muestra como elementos de la marina comenten actos de burla y tortura a sujetos que no han sido procesados, los dos casos, son una pequeña muestra de todo lo que sucede con el ejército en las calles.
Por todo lo anterior, una disculpa no basta. Tampoco una acción puntual contra los torturadores sería suficiente. La administración federal, del sexenio pasado y el actual, deben rendir cuentas por los efectos de violencia contra los derecho humanos, contra la economía, contra la salud de la vida pública, contra la estabilidad y la seguridad de los ciudadanos.