'No se acaba la vida, comienza otra'

Llena de vida y con una actitud positiva que impresiona a cualquiera, así es doña Antonia Rodríguez, mejor conocida como "Toñita", mujer débil visual con 56 años de edad que pertenece desde hace más de 3 años a los talleres que se imparten en el Centro Comunitario Nueva Rosita del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia de Torreón.

En México 39 de cada 100 mexicanos que padecen algún tipo de discapacidad, la adquirieron como consecuencia de alguna enfermedad, como Antonia Rodríguez, pues la debilidad visual fue a consecuencia de la diabetes mellitus, que atacó su organismo hace más de 26 años.

Cuenta que desde muy joven ha trabajado como personal de limpieza, principalmente en casas, sin embargo cuando intentó ingresar a una empresa como operaria, fue rechazada debido a su enfermedad, misma que hasta ese momento desconocía.

A partir de entonces vivió una serie de eventos personales que le impidieron cuidar su salud tal como eran las recomendaciones del médico, por lo que las complicaciones comenzaron a manifestarse hasta ser internada en el hospital y diagnosticada con neuropatía diabética, padecimiento que la llevó a perder poco a poco la vista de ambos ojos debido al daño en las terminaciones nerviosas.

Después de tratamientos y operaciones que le permitieron detener el avanzado daño en su visibilidad, Toñita tuvo que dejar de trabajar y mantenerse dentro de su hogar la mayoría del tiempo, sin más compañía que sus dos hijas ya mayores de edad, pues según cuenta, dentro de todo su padecimiento a su esposo le fue diagnosticado cáncer de garganta y perdió la batalla contra la enfermedad en el año 2000.

A pesar de todo esto, lejos de sumirse en la depresión, aceptó la invitación de un vecino para participar en los talleres del Centro Comunitario Nueva Rosita donde desde el primer momento se sintió en casa, rodeada de gente amable y amistosa.

Ingresó al taller de manualidades y ahora se considera experta en la elaboración de collares y pulseras, mismas que comercializa entre conocidos y amistades para obtener ingresos que le ayudan en su manutención.

"En DIF encontré amigos y profesores que me ayudaron a asimilar mejor mi condición de débil visual, participo en el taller de manualidades y en otros como el gimnasio para mantenerme activa, aquí tenemos muchas actividades y muy completas".

Ahora, con sus hijas ya casadas y viviendo fuera de ciudad, Doña Toñita es una mujer independiente que ha superado su condición de débil visual pues desarrolla su vida cotidiana de manera normal.

"Cada mañana de lunes a viernes tomo el autobús de la Ruta Rosa que me lleva desde mi colonia hasta las puertas del centro comunitario y de no ser así, tomo un carrito de UNEDIF para utilizar los vales que me dieron en DIF para pagar mis traslados. La vida me ha demostrado que hay maneras para lograr mis objetivos, que siempre encontraré a alguien que me tienda una mano y yo la encontré en DIF Torreón".

Con una peculiar sonrisa invita a las personas que están viviendo con discapacidad a buscar alternativas para continuar su vida lo más independiente posible, "Vivir con discapacidad también es vivir contento, es otra condición de vida, no se acaba, comienza una nueva, con nuevos amigos, nuevas actividades, nuevos aprendizajes", concluyó doña Toñita.