Con las ganas. Varios visitantes no pudieron ver el fenómeno.
Un fuerte chubasco ocasionó que el fenómeno de luz y sombra, provocado por la llegada del equinoccio de otoño, sólo pudiera observarse de manera parcial y por unos cinco minutos en las zonas arqueológicas de la región maya.
Fueron aproximadamente seis mil personas las que acudieron a Chichén Itzá con la esperanza de observar de manera total el fenómeno, pero éste apenas si pudo verse en la formación de tres de los siete triángulos isósceles con que cuenta la pirámide principal del lugar y que, ante los rayos del sol, asemejan el descenso de una serpiente emplumada.
Astrónomos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), que continuamente realizan trabajos en la zona maya, explicaron que el equinoccio de otoño no causa gran impacto en los turistas, ya que es una época del año en la que constantemente hay cambios de clima.
En contraste, durante el equinoccio de primavera, que coincide con las vacaciones de Semana Santa en el mes de marzo, se reúnen entre 45 mil y 60 mil personas.
Confirmaron que el equinoccio de otoño fue fugaz, pues la lluvia impidió que pudiera verse el fenómeno a plenitud.
Estimaron que solamente se alcanzaron a ver sombreados tres de los siete triángulos con que cuenta el Castillo de Chichén Itzá y por una fracción de cinco minutos, por lo cual no todos los asistentes pudieron verlo.
En marzo pasado, miles de personas presenciaron el equinoccio de primavera, que logró verse totalmente. Este espectáculo es el que más turistas nacionales y extranjeros logra atraer a la zona maya, considerada Patrimonio de la Humanidad.
En septiembre, el clima complica la posibilidad de que el fenómeno de luz y sombra se presencie completamente, reveló el investigador Eddie Salazar Gamboa.