Son ricas en ácido úrico y purinas, así que se deberán comer con prudencia las personas que estén haciendo dieta para artritis, artrosis, arteriosclerosis y gota.
Muy buenas en dietas de adelgazamiento pues poseen poca grasa y el poder calórico procede de su riqueza en hidratos de carbono, que proporcionan una gran saciedad.
Las lentejas son fuente de potasio, ayudan a eliminar agua del organismo, neutralizan la retención de líquidos que podrían proporcionar otros alimentos más ricos en sodio.
Ricas en vitaminas del grupo B (niacina o vitamina B3, tiamina, piridoxina y la tiboflavina), las más adecuadas para el buen funcionamiento del sistema nervioso. Al ser buena fuente de folato (el organismo lo transforma en ácido fólico) ayudan a evitar la aparición de síntomas de depresión y mal humor.
Dicen ser un buen afrodisíaco, porque son ricas en cinc y este mineral es muy importante para el control hormonal que influye en el deseo sexual y en la producción de esperma.
Son buena fuente de hierro por ello previene la anemia, para las mujeres con reglas muy abundantes y personas que padecen hemorragias nasales. Incluso ayuda a prevenir infecciones vaginales, ya que se ha comprobado que las mujeres con bajos niveles de hierro son más propensas a sufrirlas. Ayudan en enfermedades cardiacas ya que disminuyen los niveles de colesterol y grasas debido a su contenido en fibra, fitatos y al ser muy pobres en lípidos o grasa.
Al tener hidratos de carbono que se absorben lentamente, presenta una doble ventaja: Se mantiene la sensación de plenitud durante más tiempo (que contribuye a que la absorción de los hidratos de carbono sea todavía más lenta, mejorando el tránsito intestinal),
- Y mantienen los niveles de azúcar sin necesidad de mucha insulina.
Por la fibra, aporta el 12% de la necesaria, facilita la digestión al cocinarlas solas o con verduras.
Las lentejas son importantes en la alimentación de los niños para que tengan energía suficiente y en la alimentación de las personas que realizan ejercicio físico. Buenas para los vegetarianos, al ser fuente de proteínas, sobre todo si se combinan con arroz.
Las lentejas las deben consumir personas con: Enfermedades cardiovasculares, colesterol, diabetes, tránsito intestinal lento, bulimia o apetito intenso, anemia y/o déficit de hierro, niños y adolescentes en crecimiento, en personas mayores, en las dietas vegetarianas.
Se recomienda: Consumirlas no sólo en invierno, sino también el resto del año en cremas, purés y ensaladas, tomarlas al menos dos o tres veces por semana. La ración sería de 50 a 80 g por persona, servirlas junto con alimentos ricos en vitamina C (kiwi, jugo de naranja), mezclarlas con cereales para conseguir proteínas de alto valor biológico, cocinarlas con verduras para que sean más digestivas y sanas, comerlas despacio y masticarlas bien.
Las lentejas forman parte de numerosas recetas de la cocina nacional e internacional, desde los platos tradicionales hasta los más sofisticados. Y pueden ser la base en la preparación de primeros platos, ensaladas, guarnición e incluso ser platos únicos.
Se recomienda que la ración por persona sea de 50 a 80 g, ya que al cocinarlas multiplican su peso dos veces y media.
También a la hora de cocinarlas se les debe cubrir con agua fría (se evitará que la piel se seque y se desprenda). Si durante el cocinado le falta agua, lo mejor es añadirla poco a poco.
Con objeto de estimular la digestión, al agua de cocción se le puede añadir hierbas carminativas (perejil, comino, laurel, tomillo, clavo de olor). Para facilitar la digestión lo mejor es comerlas en purés y quitarles la piel.
Las lentejas en conserva llevan sal, que se puede eliminar si se aclaran antes de consumirlas. Para cocinarlas sólo hay que ponerlas en la olla durante unos minutos con los ingredientes elegidos para realizar la receta que se quiere hacer.
