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Nuestra relación con la naturaleza

A la ciudadanía

MANUEL VALENCIA CASTRO

Recuerdo una anécdota que contaba la maestra Magda Briones Navarro cuando en una conferencia que les ofrecía a unos jóvenes de una secundaria, sintió que no estaba comunicándose con los muchachos. Era claro que no le estaban entendiendo, para medir un poco el terreno que estaba pisando, la maestra mandó un buscapiés y les preguntó: ¿saben ustedes cómo y dónde se producen las naranjas? Los muchachos rápidamente contestaron a coro, seguros de que se sabían la respuesta: ¡en el supermercado fulano maestra! Gran sorpresa se llevó nuestra estimada Magda.

Qué lecturas podemos hacer de esta anécdota, quizás la más importante corresponda al aislamiento voluntario de las personas , niños, jóvenes y adultos, de la naturaleza.

No nos damos cuenta de lo mucho que dependemos del mundo natural, todas nuestras necesidades básicas como los alimentos, el aire y el agua, entre otras, provienen de la naturaleza. Incluso está demostrado que el contacto continuo con el ambiente natural, la flora, la fauna y los paisajes naturales, mejoran nuestra salud física y mental, que nos ayuda a entender nuestra posición con respecto al mundo no humano.

No obstante, muchas personas se aíslan cada vez más de la naturaleza. Es en los niños y jóvenes en los que se aprecia mas este alejamiento, el tiempo que pasan al aire libre se asocia inversamente con el tiempo que dedican al uso de las nuevas tecnologías como el celular, la computadora, los videos, los juegos, etc., los cuales los separan de su entorno, impidiendo la relación no sólo con la naturaleza sino también con las personas.

La escasa actividad física que se asocia al uso de las tecnologías recreativas y de entretenimiento, tiene efectos serios sobre la salud de las personas ocasionando depresión, obesidad y diabetes.

Cuando por el contrario convivimos regular y sostenidamente en ambientes naturales, disfrutando de los espléndidos paisajes y valores ambientales, logramos cambiar nuestras actitudes y comportamiento hacia un estilo de vida más sostenible. Esta es un gran idea que puede ser incorporada, mas allá de un simple paseo, a los programas de educación principalmente de niños, adolecentes y jóvenes. El periodista Richard Louv en su libro "El último niño en los bosques" (Last child in the woods), confirma los grandes beneficios físicos y psicológicos que se producen en una mayor interacción con la naturaleza.

Tales experiencias informales al aire libre pueden ser más poderosas que el salón de clases basado en la educación formal. Por eso, en muchos países el medio ambiente ha ganado terreno en los últimos 30 o 50 años, lo cual por desgracia, no se ha logrado establecer en México.

La educación ambiental al aire libre tiene una larga tradición en países como Alemania, Noruega, Reino Unido, Australia y Nueva Zelanda, en los cuales, su educación formal es a menudo complementada con una fuerte orientación hacia la recreación al aire libre en diferentes ecosistemas naturales.

Para muchas personas, especialmente aquellos que viven en el mundo occidentalizado, la relación más directa que tienen con la naturaleza es a través de la comida y el agua que consumen. Aun en estos casos es posible hacer un esfuerzo para vivir de manera más sostenible, la elección de alimentos podría ser el elemento crítico e integral en el cambio sistémico hacia una cultura de la sostenibilidad. Existen muchos movimientos que incorporan tales tendencias al nivel de la comunidad, algunos de ellos incluyen los huertos de alimentos orgánicos que se comercializan directamente y que han permitido un incremento en el interés por la comida local y orgánica, lo cual ha promovido la restauración de una relación más directa, inmediata y enriquecida de la naturaleza y el hombre.

Mejorar nuestras relaciones con la naturaleza, puede ser uno de los caminos más seguros para reducir los obstáculos de la indolencia que en todo momento se atraviesa para impedir la transición hacia un desarrollo sostenible. Se trata además de una ruta llena de satisfacciones, descanso, entretenimiento, diversión y disfrute de lo que la naturaleza nos ofrece.

De manera informal el turismo de naturaleza ofrece la oportunidad de estrechar nuestra relación con el mundo natural. En este sentido, las ofertas del Parque Estatal Cañón de Fernández, de la Reserva Ecológica Municipal Sierra y Cañón de Jimulco y de la Reserva de la Biosfera de Mapimí, son de tomarse en cuenta, sea en una visita dirigida, en un día de campo o en un campamento de varios días. Las posibilidades son muchas.

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