ASOCIACIÓN DE PSIQUIATRÍA Y SALUD MENTAL DE LA LAGUNA, A.C. (PSILAC)
CAPÍTULO ESTATAL COAHUILA DE LA ASOCIACIÓN PSIQUIÁTRICA MEXICANA
ADOLESCENCIA EN EL SIGLO XXI
(TRIGÉSIMA TERCERA PARTE)
La curiosidad entonces, no representa necesariamente un mero instrumento voyeurístico, útil y bastante práctico para el entretenimiento, la ociosidad y la tan común habilidad del chisme, donde posiblemente la curiosidad si llegue "a matar al gato" o a "varios gatos" en ciertas ocasiones. Pero la curiosidad en el ser humano y en el adolescente en específico, representa más bien una especie de brújula o de linterna mediante la cual será capaz de continuar esa aventura de orientarse para enfrentar su mundo, como una especie de llave maravillosa y fundamental que le servirá para abrir las puertas necesarias y desenvolverse a lo largo de todos esos pasillos que encontrará a su paso que ascienden o descienden a lo largo de su existencia, en un futuro laberíntico oscuro e impredecible. Esa curiosidad innata que ha intentado integrar como una parte indispensable de su yo, convertida a su vez en ese espíritu indomable e incansable de investigación, idealmente alentado, alimentado y acrecentado a través de un proceso educativo producto de su familia, de su espacio, de su cultura y de su tiempo histórico, que le permitirá formularse una serie de cuestionamientos vitales para descubrirse, construirse y reconocerse a sí mismo como persona, como ser humano ubicado en el momento actual, en este Siglo XXI en el que le ha tocado vivir e iniciar el camino; ese camino para encontrar y conformar su identidad. Aquellos interminables: ¿Qué es? ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Dónde?, ¿Cuándo?, ¿A qué horas?, ¿Quién es? ¿Quiénes son?, etc., etc., entonados a coro desde las voces infantiles una y otra vez en esa primaria etapa de la vida, con el tiempo se prolongan y vienen a transformarse posteriormente en los ¿Quién soy?, ¿Por qué soy?, ¿De dónde vengo?, ¿Para qué estoy aquí?, ¿Hacia dónde me dirijo?, ¿Qué debo hacer?, ¿En dónde me acomodo? Esos son algunos de los tantos cuestionamientos fundamentales que se ha hecho siempre el ser humano a lo largo de la historia, en diferentes voces, épocas, estilos y lenguajes, pero cuyos ecos permanecen ahí y siguen resonando familiares y paralelos a esos mismos cuestionamientos que los adultos nos hacemos actualmente y que intentamos transmitir a esos adolescentes curiosos y pensantes de nuestros días, para que a su vez ellos intenten responderse y logren resolverlos en su propio estilo, enfrentándose a sí mismos en su presente, gracias a esa fascinante capacidad de investigación. Basado en la teoría psicosexual de Freud, aunque más enfocado hacia una perspectiva colectiva y social del desarrollo emocional del individuo, dividido en ocho etapas según los diferentes períodos de edad desde el nacimiento hasta la muerte, Erik Erikson, un muy reconocido psicoanalista alemán que trabajó en Estados Unidos hasta los últimos días de su vida, subrayó precisamente la búsqueda y el logro de la identidad como una de las tareas básicas de la adolescencia. Para Erikson, en cada una de estas etapas el individuo presentaba determinadas características básicas de su desarrollo, pero sobre todo, debía llevar a cabo ciertas tareas específicas para superarse y conseguir entonces el paso emocionalmente adecuado para la siguiente etapa. En el caso de la adolescencia, el lograr la conformación de la identidad viene a ser la tarea principal de dicho período, y cuando esto no sucede, Erikson afirmaba que el individuo caía en lo que él llamaba la "difusión de la identidad", una especie de bloqueo, estancamiento y desorientación del chico o de la chica entre los 13 y los 21 años de edad (Continuará).