ASOCIACIÓN DE PSIQUIATRÍA Y SALUD MENTAL DE LA LAGUNA, A.C. (PSILAC)
CAPÍTULO ESTATAL COAHUILA DE LA ASOCIACIÓN PSIQUIÁTRICA MEXICANA
ADOLESCENCIA EN EL SIGLO XXI
CUADRAGÉSIMA TERCERA PARTE
Definitivamente, aparte del modelo original y básico de familia nuclear que hemos conocido, existe en nuestro Siglo XXI una inmensa variedad de estilos y modelos de integración y construcción de familias dentro del planeta, y nuestra sociedad no es ninguna excepción como ya se ha visto. En el presente, los jóvenes de hoy han heredado o se han ganado una serie de permisos, libertades o derechos novedosos, si así decidimos llamarlos, entre los que se encuentra primeramente, esa gran libertad de decidir si desean o no casarse y formar una pareja y una familia, y en segundo lugar naturalmente, si desean o no tener hijos; principios o hábitos tradicionales que raramente solían ser cuestionados en el pasado, y se aceptaban tácitamente como máximas culturales tradicionales y hasta cierto punto naturales y obligatorias. Sin embargo, retomando ese concepto de libertades actuales, un hombre o una mujer como adultos jóvenes, pueden sentirse lo suficientemente maduros para intentar tomar las riendas de sus propias vidas, lo cual les permitirá entonces alcanzar una serie de decisiones básicas, como la de ser autosuficientes y vivir solos separados de la familia, o por el contrario, mantenerse solteros y permanecer aún en el hogar, en compañía de sus progenitores si es que están o no juntos todavía. Igualmente, pueden decidir formar una pareja y vivir juntos, ya sea casados o manteniéndose solteros todavía, sea en su propia casa, en el hogar de sus padres o en una combinación de ambos; en busca del tipo de vínculo y de compromiso que puedan ser capaces de lograr entre sí, dejando pendiente aún la decisión de tener o no tener hijos, de acuerdo precisamente a dicho vínculo y a sus propias circunstancias personales. Sin embargo, en el presente se deben tomar en cuenta otro tipo de variables que han aparecido abiertamente, ya que aunque tradicionalmente pensamos en las parejas integradas por un hombre y una mujer, debemos considerar ahora el hecho de que una pareja también puede estar formada por dos hombres o por dos mujeres de acuerdo a un estilo diferente de orientación sexual, quienes igualmente desean vivir juntos, casarse o no y formar una familia con la intención también de tener hijos; lo que representa naturalmente otro modelo de familias, con otro estilo de vínculos, de roles y funciones específicos. Quizás no sea común hablar de otro modelo de familias, también diferentes y también frecuentes, constituidas por una institución pública o privada y los agentes encargados de la misma, sean profesionistas o no, pero que en cierta forma e idealmente podrían funcionar como figuras parentales sustitutas, en el caso de guarderías, internados, orfanatorios, incluso reclusorios u otras instituciones semejantes. Ellas representan otra variedad de modelo de familia, en cuyo seno igualmente crecen y se desarrollan chicos o chicas adolescentes, con sus propias características. Ante esta nueva perspectiva nacional, que nos plantea tales libertades y derechos, ante tal variedad de estilos y estructuras de familia, podemos cuestionarnos entonces; ¿Cuáles son los roles y las funciones básicas y necesarias para un buen desarrollo que caracterizan a una madre o a un padre en el seno del hogar para guiar, apoyar y educar a sus hijos, y cómo podrán pues llevarse a cabo y modelarse tales roles y funciones dentro de estos nuevos escenarios y estilos típicos del presente, de manera que estimulen y faciliten la formación y el desarrollo de nuestras nuevas generaciones de adolescentes en este Siglo XXI? (Continuará).
