ASOCIACIÓN DE PSIQUIATRÍA Y SALUD MENTAL DE LA LAGUNA, A.C. (PSILAC)
CAPÍTULO ESTATAL COAHUILA DE LA ASOCIACIÓN PSIQUIÁTRICA MEXICANA
ADOLESCENCIA EN EL SIGLO XXI
CUADRAGÉSIMA SEXTA PARTE
Paulatinamente, quizás sin sentirlo ni darnos cuenta, la rapidez con la que vivimos y gastamos nuestras horas, días, meses y años de cada momento de la existencia, casi sin darnos tregua, ese estilo de vida nos abruma, nos inunda, nos esconde, nos paraliza y nos ciega a un grado tal que en ocasiones hasta dejamos de ser nosotros mismos como seres humanos, para convertirnos en otros tantos productos comerciales de ese mercado que compartimos, y en el que igual e inexorablemente podemos terminar tan consumibles, prescindibles y desechables como cualquiera de los millones de productos que vemos anunciados y reflejados en los espectaculares, en los escaparates, o en esa publicidad interminable de los medios de comunicación y de las redes sociales. Así pues, no podemos negar que las comodidades y ventajas de la tecnología, de la electrónica, de la digitalización y de la mercadotecnia han provocado glamorosamente la globalización de este mundo contemporáneo nuestro en pleno Siglo XXI, para marcar y definir quizás hasta dictatorialmente las reglas, las costumbres, los límites, las creencias y hasta el lenguaje de esta nueva cultura globalizada con la que hemos aprendido a cobijarnos con cierta comodidad e indiferencia. Deseamos creer en las nuevas libertades, en los recién descubiertos derechos, en los altamente desarrollados enseres que nos seducen como espejismos con una cada vez más cercana comunicación e intimidad humana que logra allanar todos los obstáculos y las distancias del pasado, con logos e iconos que nos prometen la felicidad eterna y verdadera a través de toda clase de artefactos mecánicos que parecen facilitar nuestra cotidianeidad, al llenar las más básicas de nuestras necesidades y prometernos un mundo feliz, tan feliz quizás como el que previera Huxley proféticamente hace ya varias décadas. ¿Y de verdad nos estamos comunicando mejor entre nosotros como seres humanos a través del internet, de los celulares, tablets, ipods y tantos de los demás extraordinarios utensilios del presente? ¿Y esta fantástica tecnología vanguardista hasta qué grado ha facilitado y mejorado la relación, la comprensión, la comunicación, el entendimiento y la intimidad entra padres, madres e hijos e hijas adolescentes? No cabe duda que vivimos una época sumamente sensible y vulnerable en un mundo altamente cambiante y cada vez más tecnificado y civilizado, al mismo tiempo que se revuelve más caótico y contradictorio, en el que después de millones de años, seguimos intentando aprender a vivir y a compartirlo en paz y armonía. Me parece que tanta tecnología y desarrollo nos invitan no solamente a disfrutarlos pasivamente y a dejarnos llevar por esa potente corriente consumista, sino que también nos debiera servir para cuestionar la forma en que podamos utilizarla, aprovecharla y realmente beneficiarnos de ella, especialmente en lo referente a nuestras relaciones humanas, y sobre todo en lo que se refiere esta columna, a las relaciones entre padres y adolescentes (continuará).