Columnas Social columnas editoriales SOCIALES

NUESTRA SALUD MENTAL

Dr. Víctor Albores García

ASOCIACIÓN DE PSIQUIATRÍA Y SALUD MENTAL DE LA LAGUNA, A.C. (PSILAC)

CAPÍTULO MESTATAL COAHUILA DE LA ASOCIACIÓN PSIQUIÁTRICA MEXICANA

ADOLESCENCIA EN EL SIGLO XXI

CUADRAGÉSIMA SÉPTIMA PARTE

Sin duda alguna, es fascinante, sorprendente y hasta conmovedor pasear por las calles de la región y descubrir esas imágenes típicas y familiares de muchachas y muchachos, solos o en pequeños grupos, cargando su mochila en la espalda y caminando lenta o apresuradamente con rumbo desconocido y quizás hasta incierto, pero sumamente absortos en sus celulares, con los audífonos en cada oreja, gesticulando y hablando en voz alta conversaciones de todo tipo en las que aparentemente se ha perdido la privacidad sin que quizás eso les importe. En ocasiones semejan discretos ejércitos de robots que marchan indiferentemente por este mundo, inmersos en su propia realidad al ritmo que les marcan sus vivencias y necesidades de esta excitante etapa de la vida. Pero igualmente interesante y sorprendente es alcanzar a vislumbrar en la parada de los semáforos, de auto a auto, adolescentes o adultos, hombres o mujeres embebidos también en seguramente conversaciones que disfrutan o que pelean con sus celulares, gesticulando igualmente mientras permanecen distraídamente estacionados sin avanzar ante las luces verdes o por el contrario arrancando desaforadamente con toda la fuerza de sus motores hasta perderse en la avenida y en la intimidad de sus celulares, indiferentes a los demás. Extrañamente, llama la atención también el observar parejas o familias enteras sentadas en algún restaurante o cafetería, enfocado cada uno, con la mirada baja y la agilidad increíble de sus dedos, perdidos todos en la lejana inmensidad de sus respectivos celulares en lo que parecen conversaciones exclusivamente individuales, en mundos aparte y distantes unos de los otros en lo que supuestamente debería ser algún tipo de celebración o de convivencia especial de pareja o de familia. No cabe duda que la telefonía móvil se ha vuelto maravillosamente indispensable, fundamental para ciertas necesidades intrínsecas de nuestra comunicación y relación con los demás, ya sea privada o comercial, con la familia, con los amigos o los negocios, como la extensión de nosotros mismos o de los demás unidos en algún punto inespecífico del espacio que nos hace sentir acompañados y vinculados, a tal grado que incluso se prolonga adictivo para los sentidos y para la mente. Es como si se tratara de una moderna panacea, de un fantástico remedio o medicamento para mitigar las diversas ansiedades o ramificaciones depresivas que nos acechan en este mundo y que naturalmente sirve para acompañar la soledad intrínseca de nuestras almas; lo que obviamente lo ha convertido en un leal y devoto compañero que fabulosamente nos vincula al pasado, al presente o al futuro y felizmente nos hace sentir que aún pertenecemos, que no hemos sido abandonados y que somos todavía parte de este planeta y de esta especie. Extraordinarias y variadas funciones esas de la telefonía celular, las tecnológicas y comerciales mezcladas con las psicológicas y hasta terapéuticas que nos ayudan a comprender su éxito, así como la facilidad y la rapidez de su desenvolvimiento. ¿Cómo valorar entonces la forma en qué lo usamos, así como la cercanía y la intimidad que nos facilita y proporciona en el desarrollo de nuestras múltiples relaciones humanas? (continuará).

Leer más de Columnas Social

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Columnas Social

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 1246267

elsiglo.mx