NUESTRA SALUD MENTAL
ASOCIACIÓN DE PSIQUIATRÍA Y SALUD MENTAL DE LA LAGUNA, A.C. (PSILAC)
CAPÍTULO ESTATAL COAHUILA DE LA ASOCIACIÓN PSIQUIÁTRICA MEXICANA
ADOLESCENCIA EN EL SIGLO XXI
CUADRAGÉSIMA OCTAVA PARTE
Avances tecnológicos, mercadotecnia, publicidad, telefonía móvil, inmediatez en los medios de comunicación, imágenes que nos rodean, acechan y aprisionan cada vez más intensamente. No cabe duda que es ese el mundo electrónico que vivimos, donde todo eso se conjunta sobre nosotros y se cierne cada día de manera más compacta e invasiva, aunque justificadamente civilizadora, Y el tiempo sigue corriendo inexorablemente, se nos escapa entre los dedos casi sin percibirlo, ocupados como siempre lo estamos entre tantos miles y miles de detalles y pendientes que llamamos importantes o que pueden resultar insípidamente nimios y vacíos; aquellos que nos ocupan los amaneceres y los atardeceres, o hasta las noches de insomnio; y sin embargo, cuando menos acordamos, el tiempo se ha desgastado, los años se han desvanecido y la adolescencia de los hijos se ha esfumado, sin que al menos los hayamos podido reconocer o comprender, sin que al menos los hayamos aprendido a observar o a escuchar, tal vez sin que al menos les hayamos enviado un mensajito por el celular. Desgraciadamente, así está sucediendo en nuestros tiempos en tantas familias en las que los adolescentes se encuentran escondidos, apertrechados o camuflageados dentro de sus habitaciones, y precisamente bajo toda esta avalancha de modernidad y tecnología, en la que los padres han invertido afanosamente tanto dinero para sus hijos, sin percatarse de que en tantas ocasiones ello deja de ser el regalo perfecto o la excelente vía de comunicación que se deseaba, para convertirse entonces en una sólida barrera entre ellos y sus adolescentes, en una especie de muro berlinesco que los separa y aísla unos de otros. La adolescencia es usualmente un período de la vida, en la que el chico y la chica buscan de por sí separarse de sus padres según sus respectivos estilos y de acuerdo a sus rasgos de personalidad, en ese intento por encontrarse ellos mismos como individuos, como entes diferentes de su padre y de su madre, con rasgos propios que les están construyendo precisamente las bases de su personalidad y de su ser, ese "yo mismo" tan básico y necesario para el desarrollo como adulto. Es ese el proceso ya mencionado en esta columna bajo el título de "separación-individuación"- Pero contradictoriamente, aunque el adolescente quiere volar solo y aislarse y separarse de sus padres, no está del todo preparado para ello, y silenciosamente y hasta en forma inconsciente, también lo reconoce, y por lo mismo, busca indirecta y quizás hasta torpemente el apoyo y la ayuda de los padres en estilos contradictorios, confusos y no siempre efectivos. Para los padres, es este un período especialmente difícil y vulnerable, ya que al sentirse heridos en su orgullo por el aparente rechazo y separación de los hijos, también responden al rechazo con rechazo, al aceptarlo como una realidad de la vida, que les impide sin embargo reconocer y descifrar la otra parte del mensaje, esa petición de ayuda del adolescente que es usualmente subliminal y no verbal, a base de señales que la mayoría de las veces no son claras ni detectadas, y obviamente pasan desapercibidas. Quizás nuestra telefonía tan desarrollada, no ha inventado todavía un decodificador de señales y mensajes subliminales y no verbales entre adolescentes y sus padres que ayude a integrar y mejorar dicha comunicación silenciosa. Sin duda alguna, todavía necesitamos intérpretes para ello (Continurá).
Por: Dr. Víctor Albores García