ASOCIACIÓN DE PSIQUIATRÍA Y SALUD MENTAL DE LA LAGUNA, A.C. (PSILAC)
CAPÍTULO ESTATAL COAHUILA DE LA ASOCIACIÓN PSIQUIÁTRICA MEXICANA
ADOLESCENCIA EN EL SIGLO XXI
QUINCUAGÉSIMA SEXTA PARTE
Es ineludible reconocer que independientemente de lo que creamos ahora o lo que deseemos como ideales tradicionales de nuestros modelos de familia, la realidad es que en este mundo en el que estamos plantados, con ese estilo y ritmo tan ondulante y vertiginoso con el que vivimos, los cambios se seguirán dando irremisiblemente en las próximas décadas en cuanto a las uniones y las conexiones de los seres humanos, así como en la conformación, la vinculación y la dinámica que se genere entre estas nuevas uniones, que se seguirán llamando familias a pesar de sus diferencias y rasgos específicos que contrastarán unos con otros, y que posiblemente no llenaran los ideales de estructuras a los que hemos estado acostumbrados, no sólo en nuestro país, sino en todo el planeta, especialmente ante ese potente fenómeno de la migración. ¿Qué sucederá entonces con tantas diferencias en estilos y estructuras que puedan ser tan opuestas, diversas y contrastantes? ¿De qué manera se integrarán y alinearán en una sociedad que hasta cierto punto podríamos considerar como multicultural, como está aconteciendo en el resto del mundo? ¿Habrá posibilidades de lograr un equilibrio social y cultural de comprensión, tolerancia, aceptación y respeto, o por el contrario, tales rasgos de diversidad resultarán en mayores niveles de angustia, segregación, persecución, rechazo y discriminación, como ha sucedido en tantos períodos de la historia de la humanidad y como tiende a suceder todavía en nuestros días? Pero además de pensar en esta posible variedad de estilos y modelos de familias, la reflexión también tiende a extenderse a los hijos que nacerán de estas familias y al cariño, la educación, protección y asesoramiento que recibirán a lo largo del proceso de su desarrollo físico y emocional. ¿Qué pasa en el presente o que pasará en el futuro con todos esos chicos y chicas que se encuentran en un período de vida tan sensible como es la adolescencia, mencionados la semana pasada, porque pueden presentar ciertas diferencias menores o mayores que los hacen distinguirse dentro de los grupos de pares para convertirse en blancos de la discriminación, de las burlas, de las bromas, de la agresividad y del bullying que también se mencionaba, algo tan básico y potencialmente tan perjudicial que influye no sólo físicamente sino también a niveles emocionales profundos causando heridas no necesariamente visibles, pero que se pueden prolongar sin cerrar por muchos años o a lo largo de la vida? Por un lado, es preocupante la forma en que pueda reaccionar cada uno de ellos durante esa etapa que están viviendo, que puede ser algo pasajero y temporal, con secuelas a corto plazo, o por el contrario convertirse en una pesadilla permanente, de consecuencias mucho más prolongadas y difíciles de superar. En ambos casos se convierte en una experiencia traumática que requiere del conocimiento, la comprensión, la protección, el apoyo, la ayuda y la orientación adecuada de los padres, tutores, familiares, maestros y encargados de las escuelas, e inclusive de agentes profesionales de la salud mental, para estudiar y valorar además los ambientes dentro de los cuales se desarrollan tales experiencias. Es importante reconocer y recordarnos el hecho de que las secuelas pueden prolongarse por largos períodos de tiempo, e incluso para toda la vida, que es algo que no siempre estamos acostumbrados a visualizar, cuando nos enfocamos exclusivamente al ahora, a la nota roja, sin concientizar lo que está sucediendo o lo que puede suceder después en la vida de estos chicos y chicas y sus respectivas familias (continuará).
NUESTRA SALUD MENTAL
