Columnas Social columnas editoriales SOCIALES

NUESTRA SALUD MENTAL

ASOCIACIÓN DE PSIQUIATRÍA Y SALUD MENTAL DE LA LAGUNA, A.C. (PSILAC)

CAPÍTULO ESTATAL COAHUILA DE LA ASOCIACIÓN PSIQUIÁTRICA MEXICANA

ADOLESCENCIA EN EL SIGLO XXI

QUINCUAGÉSIMA SÉPTIMA PARTE

Generalmente, solemos presumir de que en México no existe discriminación de ningún tipo, sino que más bien se trata de un fenómeno que ocurre en el extranjero, sumamente claro en nuestros vecinos en Estados Unidos, o incluso en cierto países de Europa o en otros sitios lejanos a nosotros. En el fondo, si queremos ser sinceros con nosotros mismos, sabemos que eso no es verdaderamente cierto, porque si observamos con cuidado y exploramos minuciosamente a nuestro alrededor, en esos pequeños y discretos detalles de la vida diaria, de las familias, de las escuelas, de las oficinas, de las instituciones públicas o privadas, seculares o religiosas y de nuestro amplio contexto cultural en general, estaremos más dispuestos a reconocer la existencia de cierto tipo de discriminación. Se trata de un fenómeno que puede iniciarse desde la relación hombre-mujer, donde éstas, a pesar de toda la publicidad política y las marchas y manifestaciones relacionadas con los derechos femeninos, la siguen sufriendo en muchos sentidos, lo mismo dentro de las familias como en el ámbito social y laboral, como parte de una cultura que se mantiene patriarcal y machista a grandes grados, y en la que se discrimina en muy variados niveles, relacionado con las posesiones, el dinero, las posiciones políticas y de poder, los rasgos físicos y hasta el color de la piel, entre otras muchas variantes. El fenómeno del bullying para chicos y chicas que presentan ciertas diferencias que los hacen resaltar dentro de los grupos sociales y escolares o mismo en los grupos familiares, ese fenómeno al que se aludía en las últimas dos semanas en esta columna, es un claro ejemplo de un estilo de discriminación que surge desde muy temprano en nuestro contexto cultural mexicano y que afecta el ciclo del desarrollo físico y emocional del individuo. Por lo mismo, es fundamental enfocarnos en estos chicos o chicas que son víctimas de tal persecución, como una forma de valorar su situación presente tanto personal como en la familia, de acuerdo a sus necesidades emocionales o al tipo de conflictos que puedan presentar y que requieran de apoyo, asesoría, orientación o incluso valoración y tratamiento psicológico o psiquiátrico para ser atendidos de tales secuelas, ya sea a corto plazo, pero también como una forma de prevenir la posibilidad de aquella otras secuelas mencionadas que pueden persistir a largo plazo, con efectos importantes en su desarrollo y en su vida en general. Definitivamente, ellos necesitarán ayuda para reconocer y valorar aquellas características que los hacen resaltar y ser diferentes a los demás, para enfrentarlas como parte importante de sí mismos y de su identidad, y para buscar la mejor forma o estilo de integrarse a los grupos de pares, con el apoyo de otros chicos o chicas pertenecientes a tales grupos. Sin embargo, hay quienes prefieren mantenerse apartados como parte de su personalidad y de sus propias necesidades, quienes incluso suelen encontrar cierto tipo de actividades para compartir con otros chicos o chicas en circunstancias semejantes, que les permiten formar nuevas relaciones significativas, por medio de las cuales y del apoyo de ciertos adultos, pueden sentirse reforzados en su autoestima y superar este tipo de discriminación. Me parece que los departamentos de Psicología en las instituciones educativas son potencialmente muy importantes en la valoración y la ayuda que se les puede ofrecer a estos chicos y chicas (continuará).

Leer más de Columnas Social

Escrito en: Dr. Víctor Albores García

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Columnas Social

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 1272936

elsiglo.mx