ASOCIACIÓN DE PSIQUIATRÍA Y SALUD MENTAL DE LA LAGUNA, A.C. (PSILAC)
CAPÍTULO ESTATAL COAHUILA DE LA ASOCIACIÓN PSIQUIÁTRICA MEXICANA
ADOLESCENCIA EN EL SIGLO XXI
QUINCUAGÉSIMNA OCTAVA PARTE
En estas experiencias discriminatorias y abusivas del bullying, es importante resaltar la presencia de dos aspectos aparentemente opuestos y controversiales, en los que están presentes cierto tipo de personajes que juegan a la vez roles diferentes y dramáticos desde perspectivas también diferentes y opuestas. Ya se ha mencionado anteriormente la necesidad esencial de acudir al rescate de todos aquellos chicos y chicas que son objeto de este fenómeno sea dentro de los círculos familiares, escolares, religiosos o sociales en general, de forma que puedan ser valorados y apoyados psicológica o incluso psiquiátricamente si así lo requieren. Sin embargo, en la mayoría de los casos, se tiende a ignorar u olvidar a los personajes opuestos, aquellos que se encuentran en el otro lado del escenario y que juegan el papel de agresores o "bullies" si es que seguimos utilizando ese término que está de moda. Me refiero entonces a esos chicos o chicas, adolescentes también, en el mismo rango de edades, quienes en forma individual o en grupo, debido a diversas razones, eligen a sus posibles víctimas a través del tiempo, aprovechando ciertos momentos o experiencias específicas, para ejercitar sus burlas, agresiones o humillaciones bajo la complicidad del grupo al que pertenecen, e incluso en ocasiones bajo la complicidad misma de adultos que pueden ser familiares o maestros que estén presentes en el momento, pero sin tomar cartas en el asunto. Con mucha frecuencia, este tipo de incidentes se convierten entonces en un fenómeno de impunidad para estos chicos o chicas agresores, para quienes esta experiencia de bullying no llega a repercutir en sanciones o en consecuencias de castigo, y ni siquiera de disculpa o de compensación en relación a sus víctimas. Es posible cuestionarse entonces sobre el tipo de personalidad y de estructura psicológica que poseen estos bullies, estos chicos y chicas que encontramos presentes con tanta frecuencia en todos los ambientes juveniles ahora y siempre. ¿Pero cuáles son sus objetivos, sus necesidades básicas, sus fuentes de satisfacción que en cierta forma se ven dirigidas a molestar, lastimar, agredir o burlarse de aquellos a quienes sienten diferentes y obviamente más débiles y vulnerables? ¿Será acaso que inconscientemente ellos mismos se sienten débiles y vulnerables, y ven reflejadas sus propias debilidades y defectos en estos chicos o chicas que tienden a seleccionar como víctimas, y que usan como un canal de desahogo para su propia insatisfacción, resentimiento, desagrado, frustración e impotencia? No es nada lejano hablar de la presencia de núcleos delincuentes en la estructura psicológica de estos chicos y chicas agresores, lo que obviamente nos lleva a cuestionarnos las líneas genéticas y hereditarias de sus respectivas familias, así como su estilo de vida y educación, o el modelo y la dinámica que prevalece en ellas; un tema sumamente interesante a propósito de esos diferentes estilos y modelos de familia que existen en nuestra época y a los que me he estado refiriendo en esta columna. Como conclusión, se tendría que pensar que no sólo las víctimas del bullying necesitarán asesoría y apoyo psicológico o inclusive psiquiátrico si fuera necesario, sino que este tipo de intervención profesional de ayuda, asesoría e inclusive valoración psicológica o psiquiátrica será también importante y necesaria para los agresores, algo que no siempre se lleva a cabo en nuestro medio. Nos tenemos que preguntar hasta qué punto este tipo de conductas de bullying y agresividad contra los demás adolescentes, viene a ser también una petición de ayuda disfrazada e inconsciente de estos chicos y chicas agresores que necesitamos escuchar y valorar (Continuará).
