Foto: Archivo Siglo Nuevo
Honor a quien honor merece. En uno de los tantos ejercicios de la memoria con los que la señora Olga de Juambelz y Horcasitas, premiaba las horas plenas frente a un teclado, escribió un día: He recorrido tanto, he visto tanto, he escuchado tanto, que me falta tiempo por decir… Tanto era el tiempo, las ganas, la memoria y esa imperiosa necesidad de decir que hace más de 18 años se embarcó en la titánica aventura de publicar una revista catorcenal, un espacio donde quienes, al igual que ella, tuvieran algo que decir, lo contaran y lo compartieran con los lectores.
Una visión del mundo y sus encantos. Directora y fundadora de Siglo Nuevo, doña Olga, se fue y entre su gran legado nos dejó las páginas de esta publicación que abraza su memoria.
El pasado martes 4 de octubre la señora Olga de Juambelz y Horcasitas, presidenta del Consejo de Administración del Grupo Celsa, que edita los diarios El Siglo de Torreón y El Siglo de Durango, así como la revista Siglo Nuevo; falleció en su casa de Torreón, rodeada del cariño de su familia. Durante muchos años estas páginas fueron su diario, el puente con sus lectores, el espacio donde buscaba intercambiar ideas y experiencias, como mujer, empresaria y líder.
Sus inicios en la escritura, al igual que su curiosidad por la literatura, iniciaron en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). En esa casa de estudios conoció a Rosario Castellanos. Más tarde ingresó al taller de literatura de su amiga Elena Poniatowska. En su andar por los caminos de las letras, compartió con autores como Octavio Paz, Enriqueta Ochoa, Carlos Monsiváis, Gonzalo Celorio, Vicente Quirarte, Rosa Nissán y Adela Celorio.
Al igual que su padre, don Antonio de Juambelz, fue fiel a la premisa: “El periodismo es un romance que dura toda la vida”. Visionaria para entender y liderar los retos que imponen al oficio la nuevas tecnologías, de su mano El Siglo de Torreón emprendió enormes cambios.
En el marco del centenario de Torreón, en 2007, le fue entregada la Medalla al Mérito Empresarial y Periodístico.
Las columnas y artículos de opinión que doña Olga entregó a los lectores a través de las páginas de Siglo Nuevo, El Siglo de Torreón y El Siglo de Durango, fueron reunidos en el libro Más allá de una mirada, antología periodística que cuenta con prólogos de Elena Poniatowska, Premio Cervantes de Literatura; Felipe Garrido, Premio Xavier Villaurrutia y Sonia Salum.
En 1988, y bajo el lema “Cada página un mundo”, fundó la revista Siglo Nuevo, con la intención de entregar a los lectores una publicación de contenido, cuyos temas fueran universales, tratados más allá de la inmediatez de la información del día a día. Su visión acompañó a Siglo Nuevo en todas sus transformaciones, después de ocho años en formato tabloide, se reeditó en formato revista, con un diseño modero y versátil.
Su amiga Elena Poniatowka, con quien colaboró en el libro Las voces del temblor, testimonio de uno de los eventos naturales más trágicos en el país:el sismo de 1985; dijo sobre ella:
“Don Antonio de Juamblez escuchaba embelesado a esta bellísima hija que llevaba a la conversación en la cabecera de la mesa. Seguramente Olga resultó un milagro en la vida del director de El Siglo de Torreón, el periódico cumbre de los estados de Coahuila y Durango, que influye a La Laguna desde 1922. Extrovertida, alegre, ingeniosa, ágil a más no poder, Olga fue desde niña una luchadora que a nada le temía. Ella misma cuenta que creía que los cementerios eran lugares de paseo y repartir flores en las tumbas de desconocidos. Alta, hermosa, rubia, presurosa, dionisíaca, centellante, resultó la joya más alta de la corona en el taller de literatura en casa de Alicia Trueba. Su entusiasmo nos contagiaba. En clase redacción era la primera en apuntarse. La importancia que siempre le dio a su buena apariencia la convertiría en figura de proa. La fluidez de su persona la convertía a veces en catarata”.
La escritora mexicana recuerda que doña Olga también actuó alguna vez sobre el escenario Stella Inda en casa de Alicia Trueba e hizo llorar a Octavio Paz.
Por su visión empresarial y entrega, pero sobre todo por su calidez humana deseamos el eterno de descanso de doña Olga de Juambelz, nuestra fundadora, y mantendremos vivo su espíritu conservando los valores que la caracterizaban en esta revista, uno de sus tantos legados.