Además. El barítono José Adán Pérez, quien interpreta a Fígaro, jamás había acudido a la ópera.
Mientras el aspirante republicano a la candidatura presidencial Donald Trump endurece su discurso, en pleno corazón de Nueva York se estrena ¡Fígaro! 90210, una adaptación contemporánea de Las bodas de Fígaro, de Mozart, cuyo protagonista es un indocumentado mexicano que trabaja en una mansión de Beverly Hills, propiedad de Paul Conti, magnate de bienes raíces que pone los ojos en Susana, prometida de Fígaro, mexicana también e indocumentada. Y comienzan los enredos.
"Fígaro (en el original) era un desfavorecido, y en el contexto contemporáneo tiene mucho sentido que sea un trabajador indocumentado. La ópera original contenía un mensaje revolucionario al abogar por la justicia social y exponer la desigualdad", expone Vid Guerrerio, quien empezó a escribir el libreto mucho antes de que Trump se subiera a la carrera presidencial.
En tiempos de Mozart, añade, los derechos de las personas emanaban de la propiedad, y el mensaje de la ópera era que no se trataba de la propiedad sino de la dignidad y el respeto a los derechos fundamentales.
"Vivimos en una época en que los derechos humanos están atados a la ciudadanía. Y el debate actual sobre la migración es muy parecido al que planteaban los autores (el libretista Da Ponte a partir del original de Beaumarchais): ¿De dónde emanan los derechos? ¿Del hecho de ser ciudadano o son derechos fundamentales?", plantea Guerrerio.
Se propuso recuperar en ¡Fígaro! 90210 la carga política y social de la ópera estrenada en 1786, pero con un espíritu de reconciliación.
En una escena, Conti desafía a Fígaro: "La libertad no es gratis. Hay que pagar derecho de piso en Estados Unidos". Y el otro, indignado, replica: "De ninguna manera, tenemos derechos. Esto es ilegal". Y el Conde se mofa: "Si tus papeles estuvieran en orden...".
A favor de la justicia
El barítono mexicano José Adán Pérez, el Fígaro de esta producción, juzga que el alegato revolucionario a favor de la justicia social parece olvidado en las actuales puestas operísticas. "Pareciera que las compañías de ópera son como museos donde se exhiben cuadros pero sin una forma de conectar al público con las implicaciones históricas que esas obras tuvieron en su tiempo", opina.
La producción se estrena el sábado en The Duke on 42nd Street, un teatro en el corazón de Broadway, en temporada hasta el 3 de abril.
A Guerrerio, un graduado de NYU y con una novela publicada, le gustaría ver a Trump entre la audiencia. "En términos del actual clima político, en que unos y otro se gritan, propiciando el caos, la ópera demuestra que hay otra vía para estar juntos en armonía. Quizá soy ingenuo", subraya.