Fue un partido muy intenso de principio a fin, el que se vivió ayer en estadio de Tuzos. (JAM MEDIA)
Desesperado, tanto o más que Luis Fernando Tena, Salvador Reyes Jr. desgarró su voz en los minutos finales, esos en los que La Fiera olfateó y afiló sus dientes ante una presa que se le fue viva. El auxiliar del 'Flaco' sabía que las opciones de salir con ventaja tras los primeros 90 minutos eran muchas. Simple espejismo.
Es por eso que jugadores y cuerpo técnico del León clavaron las miradas en el césped al escuchar el silbatazo final del árbitro Luis Enrique Santander. Al igual que hace un par de años, cuando se coronaron en Pachuca para lograr el bicampeonato, los Panzas Verdes tendrán que apelar al heroísmo para dejar en el camino a sus 'hermanos mayores'.
Fraternal igualada (1-1), en la ida de las semifinales, que dejó a los locales con la boca amarga y los ojos cristalinos. Más allá de que sólo la diferencia de goles les separó durante la fase regular, los integrantes del León sintieron que pudieron salir de casa con una ventaja. Tuvieron el esférico el 56% del tiempo. No les sirvió para ganar y fulminar la buena racha del sublíder en la guarida esmeralda.
Octava visita consecutiva a León en la que el Pachuca sale con vida (tres victorias y cinco empates). No pierde en el antes llamado Nou Camp desde hace más de 16 años, cuando ambos equipos eran simples extraños. Hoy les une el parentesco engendrado por Grupo Pachuca, aunque los visitantes fueron más agresivos que sus anfitriones. De las 27 faltas cometidas, 14 corrieron a cargo del Pachuca.
Recurso que mutó en mecanismo cuando La Fiera se volcó hacia la portería defendida por el eterno Óscar Pérez, quien presumió esa plasticidad por la que le llaman 'Conejo'. Hurtó anotaciones a Luis Montes, Elías Hernández y Mauro Boselli.
El tridente guanajuatense intentó dinamitar el área tuza. Quedó en eso. Su mejor jugada fue aquella en la que el goleador argentino filtró la pelota para Aldo Rocha, quien despedazó a la defensa pachuqueña con una veloz irrupción. No falló ante el veterano arquero visitante. Potente zurdazo (22') que desató la algarabía en un pueblo incapaz de llenar el estadio León.
Pequeño bálsamo a la anotación marcada por Hirving Lozano (12'), cuya velocidad y arrojo desquició a Fernando Navarro. El pequeño lateral derecho padeció ante el 'Chucky'. Tena le dio una hora. Cuando lo sustituyó con el experimentado Jonny Magallón, el 'Muñeco Diabólico' dejó de asustar.
El daño ya estaba hecho. El primer desborde de la nueva 'joya' del balompié nacional terminó con el potente zapatazo que resultó inatajable para el meta William Yarbrough. Los Tuzos hallaron el valioso tanto en condición de visitantes cuando todavía caían los últimos rayos solares. Alonso aplaudió con emoción. El primer gran objetivo estaba cumplido.
Lo demás fue resistir y jugar al borde de la cornisa, en especial el defensa central colombiano Óscar Murillo, quien cometió duras faltas a Boselli y el 'Chapo' Montes cuando ya estaba amonestado. Cualquiera pudo ser merecedora de la segunda y la pronta ida al camerino. El silbante le tuvo clemencia. Al igual que al lateral Emmanuel García, quien cometió una dura entrada sobre José Juan Vázquez, cuando los locales buscaban construir una de sus últimas llegadas.
Lástima que el estratega uruguayo de los Tuzos lamentó tanto por parte de Rodolfo Pizarro y Jonathan Urretaviscaya, quienes tuvieron la posibilidad de lograr un mejor resultado para el Pachuca. Sustos para un León que se quedó con un complicado panorama de cara a su primera final en dos años. El empate, la mejor posición en la tabla y el gol como visitante son ventajas para Pachuca.
Hay abrazos, sonrisas, incluso una bendición... Hasta que el árbitro Luis Enrique Santander da el silbatazo inicial. Es entonces cuando los lazos familiares pierden cierta solidez por el deseo de llegar a una final.
'Calientito'
Separados por unos cuantos palcos en el vetusto estadio León, Jesús Martínez Patiño y su hijo muestran que tienen ese mismo ADN futbolero. Levantan las manos con cada llegada del club que cada uno preside: el padre, el Pachuca; el vástago, el León. Lanzan improperios con las equivocaciones y aplauden las buenas jugadas, sin importar que no terminen en gol.
En teoría, el hombre fuerte de la directiva blanquiazul debería ocupar un palco cerca de una esquina en el que suelen estar los integrantes de las cúpulas visitantes, pero él también es dueño aquí. Por eso, está en un mejor sitio, junto a Andrés Fassi, su hombre de confianza.
'Sui géneris' estampas que sólo ofrece una Liga en la que la multipropiedad todavía está permitida, pese a que es censurada por los estatutos FIFA.