De pie. Padres y familiares de los desaparecidos de Tierra Blanca mantienen la fe de verlos vivos.
El guisado de carne de res con nopales asados y la olla de frijoles al lado de la estufa forman parte del menú del día. Los olores a comida se confunden con el tufo a insecticida que busca, sin éxito, eliminar al enjambre de mosquitos que se da un festín con los nuevos inquilinos.
Es la hora de la comida y aunque es poca el hambre, los familiares de los cinco jóvenes desaparecidos en Tierra Blanca intentan alimentar el cuerpo, porque el espíritu lo tienen dañado.
Suman 53 días en su 'nuevo hogar'; las oficinas de la Agencia del Ministerio Público de Tierra Blanca, municipio en el que perdieron a cinco de sus familiares a manos de agentes de la policía estatal que los entregaron a un grupo delictivo y -según la versión oficial- les dieron muerte.
A diario, cerca de 15 familiares de los muchachos, todos originarios de Playa Vicente, duermen en los patios de la agencia ministerial con la esperanza de encontrar justicia por la desaparición de Bernardo Benítez, de 25 años; José Benítez, de 24; Mario Arturo Orozco, de 27; Alfredo González, de 25, y de Susana Tapia, de 16.
"Seguiremos aquí hasta que se esclarezca todo y además dar con los criminales y con los actores intelectuales, porque debemos de recordar que hay jefes, varios jefes, porque aquí han sucedido muchas desgracias y queremos que ésta sea la última que suceda", afirma don Bernardo Benítez, el vocero y rostro de la tragedia.
Por lo regular, tres familiares por cada joven se quedan a dormir en el lugar en espera de noticias; cada 24 horas hacen "cambio de guardia".
El hombre que encara a los medios de comunicación no se explica cómo los ocho policías, entre ellos un jefe de alto rango, de la Secretaría de Seguridad Pública de Veracruz, estuvieron desde 2012 trabajando sin aprobar los exámenes de confianza.
Don José Benítez, hermano del vocero, se queja de los mosquitos que los atacan a pesar de que de vez en cuando fumigan con una bomba de mochila.
Están agotados físicamente, pero decididos a no abandonar la lucha por los suyos. No importa que acudan a casas de los vecinos altruistas a darse regaderazos para despertar un poco de la tragedia.
Versión
Los padres vieron hace dos días a Campa:
⇒ Algunos padres no quisieron escuchar el relato y abandonaron el encuentro.
⇒ "Es lacerante para nosotros escuchar eso", explica Bernardo y aclara que no están "satisfechos" con los resultados.