El Valle de la Comarca Lagunera se formó hace miles de años, cuando la actividad volcánica en el norte del país separó el Golfo de México del Océano Pacífico, creándose montañas, valles y ríos en su interior. A través del tiempo, los ríos Nazas y Aguanaval rellenaron con sedimentos el Valle formando los suelos de una extensa planicie.
En dicho relleno se fueron depositando diversos estratos o capas de materiales (gravas, arenas, limos y arcillas) donde el agua de los ríos se fue infiltrando hasta formar el acuífero Principal. Cabe señalar que el agua se encuentra almacenada en los poros de los suelos y no en un recipiente sólo con agua. Este relleno está limitado por el fondo rocoso y en los extremos por las montañas de calizas que circundan el valle. El basamento o fondo rocoso del acuífero es muy variable, teniendo pequeños valles y lomeríos.
El acuífero Principal del Valle de la Comarca Lagunera ha sido durante muchos años una reserva de agua muy importante para el desarrollo urbano, industrial y agropecuario de la región. Este acuífero representa una reserva de agua disponible durante todo el año, motivo por el cual ha estado sujeto por muchas décadas a un aprovechamiento intensivo, con una extracción mayor a la recarga.
El aprovechamiento de las aguas subterráneas del acuífero se remonta a principios de 1900, desde cuando los centros de población en el Valle y la agricultura ya se abastecían con esta agua. Las extracciones del acuífero se fueron incrementando hasta alcanzar un máximo a mediados de los 50→ s, provocando un desbalance con la recarga, que continúa hasta la fecha, dando como resultado el descenso de los niveles freáticos del acuífero, que se ha visto agravado por la reducción de la recarga natural del acuífero procedente de las aportaciones de los ríos Nazas y Aguanaval.
La fuente más importante de recarga son los flujos subterráneos provenientes de los ríos y las infiltraciones de las serranías circundantes al Valle, a través de fallas y fracturas existentes en las rocas. La recarga actual del acuífero ocurre a través de los cauces de los ríos Nazas y Aguanaval, pero también por medio de los escurrimientos subterráneos que provienen de las antiguas lagunas de Mayrán, Viesca y Tlahualilo, así como de las sierras de Las Noas, El Sarnoso y Mapimí.
El área metropolitana de Torreón-Gómez Palacio-Lerdo, al ubicarse en la parte más alta del Valle, es la zona que primeramente se beneficia con la recarga natural, por lo que el agua de mejor calidad se encuentra en esta porción del acuífero. En la zona norte del Valle se encuentra el agua de menor calidad debido a los flujos geotermales que ocurren en una franja que va desde Bermejillo hasta Viesca.
Actualmente los niveles del agua subterránea se encuentran entre 120m a 180m de profundidad en el área conurbada y su descenso anual varía entre 1.5m a 3.5m, dependiendo de cada zona. El basamento rocoso en el fondo del acuífero, aunque es muy variable, alcanza en algunas zonas profundidades de 600m a 1,000m, según los estudios realizados por CONAGUA.
Aun cuando existe disponibilidad de agua en el acuífero Principal, debemos cuidarla reduciendo el consumo en todas las actividades para disminuir las extracciones de los pozos, así como incrementar la recarga para conservar las reservas de agua subterránea en el área conurbada.