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PARTICIPACIÓN CIUDADANA 29

TORREÓN…. ¿CÓMO NO TE VOY A QUERER?

ASTRID MARTÍNEZ GUERRA

¿Cómo no vamos a querer a la ciudad que nos vio nacer, en la que hemos pasado y pasaremos, sin dramatismo, el resto de nuestros días? Una ciudad joven forjada a base de trabajo y esfuerzo, estratégicamente situada por el paso del ferrocarril que comunicaba el sur con el norte hacia la frontera con Estados Unidos. En teoría, Torreón ofrecía todo lo necesario para llegar a ser la ciudad más moderna, pujante y progresista de la República, y en sus inicios y por su veloz desarrollo agrícola e industrial estaba catalogada dentro de las cinco ciudades más importantes del país.

¿Dónde quedaron aquellos buenos augurios de que La Laguna venció al desierto colocándose en esa clasificación de importancia? Si lo medimos por el estado de sus edificios, calles y servicios, infiero que reprobamos todos los estándares de medición. Basta circular por sus calles llenas de baches (esta semana, sin exagerar, se me poncharon dos llantas), sus edificios deteriorados, el comercio desorganizado invadiendo banquetas y espacios que afean el panorama, luminarias nuevas que caen del cielo y el comercio legalmente establecido está en vías de claudicar porque no venden lo que ofrecen o porque el lugar se ha convertido en zona de guerra donde proliferan la delincuencia y la inseguridad.

¿Dónde quedaron las expectativas de crecimiento ordenado? He llegado a concluir que no tenemos un plan rector que regule dicho crecimiento. Todos sabemos que existe el IMPLAN, Instituto Municipal de Planeación y Competitividad de Torreón, que es el órgano técnico del desarrollo responsable de la planeación del municipio, pero es como si no existiera, porque no se ve que lo apliquen.

Las autoridades "democráticamente" electas o impuestas por el proselitismo que compra conciencias para ganar y gobernar, han hecho un batidillo de ciudad con ocurrencias extravagantes como dotar de un teleférico a una ciudad que debería de priorizar las demandas más urgentes de sus ciudadanos y que a mi juicio será un lujo costoso e innecesario para exhibir el poco atractivo visual que la ciudad ofrece, más allá de techos y tendederos.

Creo que la hecatombe que estamos viviendo es responsabilidad, tanto de autoridades como de ciudadanos por igual, que no hemos sabido demandar y exigir que las cosas se hagan bien, con sentido común, honestidad y buen gobierno.

Aún recuerdo el fallido Distribuidor Vial Revolución (DVR, 2004) de infeliz memoria, que hubo que derrumbar porque estaba mal hecho, mal calculado y que representaba un peligro de muerte para los ciudadanos. No recuerdo que haya habido una manifestación de rechazo que convocara a la ciudadanía y nos uniéramos con medidas extremas dejando de pagar los impuestos locales como: el predial, pavimento, placas, licencias de conducir, etc., exigiendo que aunque fueran recursos estatales, federales o locales se hicieran las obras bien desde el principio.

Somos corresponsables porque no nos involucramos y dejamos que hagan y deshagan de acuerdo con las aspiraciones políticas, a la ocurrencia creativa del trienio, al protagonismo inútil o electorero que no sirve para nada y menos ayuda a que mejore la vida de sus ciudadanos. Alcaldes que gobiernan en el trampolín pensando que por generación espontánea o la ayuda de compadrazgos, tendrán la gubernatura y que gobiernan al ahí se va, porque saben que somos complacientes y omisos o incapaces de protestar, de investigar lo que en lo oscurito están haciendo, y luego salen con obras de relumbrón o con desmedidos aumentos de impuestos locales, porque estamos endeudados hasta las cachas por la megadeuda de Humberto Moreira Valdés o la torpeza de administraciones anteriores que dejaron pasivos enormes y el ánimo recaudatorio es la consigna para sufragar dichos pasivos.

Participación Ciudadana 29 (PC29) en un intento de crear ciudadanía comprometida y responsable, se ha dado a la tarea de preguntar, investigar y demandar en los organismos que están para eso, de brindar información para saber lo que hacen bien, mal o que no cumplen con los cánones que la misma ley les impone.

Parafraseando a Mario Campos, analista político y columnista que dice que "la participación ciudadana es una carrera de resistencia y no de velocidad", los invito a que nos unamos a esa carrera de resistencia, aunque no avancemos a la velocidad deseada, a no cejar en la lucha para que haya transparencia, exigencia de buen gobierno y seguir queriendo al Torreón que merecemos.

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