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PARTICIPACIÓN CIUDADANA 29

DUEÑOS

MARÍA DE LOS ÁNGELES ORDÓÑEZ

Los acontecimientos del pasado domingo 5 de junio son la comidilla del día; las proyecciones de los dirigentes de los principales partidos contendientes no se dieron: el PRD perdió su bastión en Zacatecas; el PRI no pudo conservar las gubernaturas que le habían sido casi dadas a perpetuidad, como Durango, Veracruz y Tamaulipas; el PAN no se la creía que había ganado solo y con alianzas, sin embargo, los argumentos que uno y otro partido han vertido sobre el resultado siguen siendo los mismos de otros tiempos electorales, y tal parece que no se han percatado del hartazgo que ha saturado a buena parte de la sociedad del país. Si consideramos lo anterior, para comprender mejor qué nos puede esperar de los que van a constituir gobierno dentro de 3 meses, es menester revisar el extraordinario artículo de Arturo González titulado "Gabinetes, coto de la discrecionalidad", publicado en este diario el pasado 30 de mayo, en el que relata la forma en que se asume y se ejerce el poder público en nuestro país, en cuyo proceso abundan reglas escritas y prácticas no reglamentadas que a fuerza de utilizarlas se han convertido en regla por uso y costumbre. Me explico: para ocupar un cargo público a nivel directivo, salvo excepciones, no es necesario acreditar conocimiento y experiencia, es suficiente la cercanía con el jefe para que en automático éstas aparezcan; así tenemos a secretarios como el de Educación Pública, Aurelio Nuño, que no requirió de evaluación alguna para ocupar ese cargo o el de Jorge Verástegui, secretario de Salud del estado de Coahuila cuya preparación es sobre medios de comunicación. Es evidente que el interés de quien los nombró no es ni mejorar la educación ni mejorar la salud, en estos casos y porque es tradición o práctica convertida en regla, se da la designación por la confianza que el titular en su calidad de presidente y gobernador tiene en ellos. En el Gobierno municipal, el más cercano a la comunidad, encontramos también un cargo que obedece al mismo procedimiento y que por su naturaleza en vez de acercarlo a la sociedad, lo aleja. Me refiero al cargo de regidor, que al concebirse como el ente representador fundamental de la sociedad en el municipio, al igual que los secretarios, no requiere de merecimientos de capacidad y preparación, sólo le basta la confianza que el presidente en la planilla que compite por el gobierno, le tiene. Es claro que hay preguntas respecto de los nombramientos y designaciones, y la respuesta generalizada es que buscan otros propósitos y no los esenciales al cargo que desempeñan. La ineficiencia y mala calidad en las acciones de gobierno es el producto natural de estas prácticas, aunque vale la pena aclarar que las decisiones que toman estos titulares de gobierno cuentan con el aval de la ley, una ley hecha de tal forma que las facultades y atribuciones que tienen les permiten nombrar y contratar a secretarios y directores generales como empleados de confianza; por el que en muchas ocasiones se llegó a afirmar que el oficial mayor de cualquier secretaría, el secretario de finanzas del Gobierno estatal, o el tesorero municipal son nombrados por el ejecutivo para que "le cuiden su dinero"; de hecho, en el Gobierno federal TODOS los oficiales mayores son escogidos y nombrados por el presidente. En este escenario, se van acomodando la ley y la confianza, y como resultado, la seguridad de que a pesar de abusos, malos manejos, fraude y saqueo de recursos, la ley no se aplicará. Esta situación de leyes a modo, da pauta para que el viejo refrán de que "el que hace la ley, hace la trampa" ofrezca productos tan finos como los Duarte de Veracruz y Chihuahua, que de manera espléndida abordan Denise Dresser en su artículo "Pillaje perfecto" del 30 de mayo, y Gerardo Esquivel en su artículo "¡Paren de Robar!" del 4 de junio, ambos publicados en El Siglo de Torreón. No cabe la menor duda, el propósito de los políticos en la búsqueda del poder, sigue siendo mantenerse en él a toda costa. Los plañideros sonidos de los damnificados políticos de ambos estados ya se escuchan en Durango también. Estimado lector, en PC 29 mantenemos la firme convicción de que se pueden impulsar los cambios que queremos si nos involucramos, si participamos con tiempo y a tiempo. Es posible que en Coahuila, los acontecimientos del domingo 5 de junio sea un asunto de barbas, por aquello del remojo. En próximas colaboraciones intentaré describir el proceso que del modelo Duarte-Veracruz se aplica en toda la estructura del gobierno en México. No todo es elecciones ni allí termina la democracia.

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