El día de ayer sostuvimos una rueda de prensa en la que presentamos un estudio de investigación referente a la obra del teleférico de Torreón. El motivo de dicha rueda de prensa, fue dar a conocer a la ciudadanía los resultados de la primera de varias investigaciones que estamos haciendo sobre obra pública en el municipio de Torreón. Se preguntarán por qué nos hemos tardado tanto y la respuesta es muy simple: recabar información con la documentación adecuada ha sido una tarea titánica, porque aunque estamos en la era de la transparencia y la rendición de cuentas, nuestros servidores públicos no acaban de entender lo que es esto, y todavía hoy, los sistemas que nos proporcionan la información son muy endebles, se prestan a manejos a discreción y desgraciadamente, no hay un organismo que pueda sancionar a estos personajes cuando no responden adecuadamente. Hemos recurrido al sistema Infomex, el cual se toma su tiempo para responder a las solicitudes de información y la mayoría de las veces se tiene que hacer un recurso de revisión porque la información que recibimos no es la correcta.
Después de casi dos años de estar haciendo profundas y serias investigaciones de algunas de las obras de la presente administración, trataremos de darles algunos datos relevantes del caso Teleférico. Creemos que los ciudadanos tenemos el deber y el derecho de conocer a fondo cómo se están manejando nuestras finanzas públicas.
Tenemos, a todas luces, una grave crisis en la ciudad en cuanto a servicios se refiere. ¿Quién tiene que poner alto a la opacidad e ineficiencia con la que se han venido manejando nuestros recursos?...sólo la ciudadanía.
Entre los datos que resaltan en el proyecto Teleférico, es que reiteradamente el alcalde y sus colaboradores han dicho que los recursos están etiquetados, que son de una partida federal destinada exclusivamente a teleféricos, que no se puede cambiar el giro y que si no se usan para el destino señalado se perderían. Sin embargo, nuestras investigaciones nos indican que el secretario de finanzas, Ismael Ramos Flores, solicitó una asignación de 169 mdp durante el ejercicio fiscal del 2015 bajo el argumento de "continuar con la ejecución de programas y proyectos de inversión dirigidos a fortalecer la infraestructura social y económica de la entidad".
Se pide de los recursos asignados en el Presupuesto de Egresos de la Federación para el ejercicio fiscal 2015 en su anexo 20, específicamente en Contingencias Económicas. Cabe señalar, que dentro del monto sólo se piden 60 mdp para la construcción de un teleférico en Torreón y para el Paseo Morelos.
En primer lugar, constatamos que nada tiene que ver con presupuesto de la Secretaría de Turismo como nos han estado diciendo, y en segundo lugar, sí se pidió bajo Contingencias Económicas, con el cuento de que está etiquetado y no se puede cambiar el programa. ¿No es más contingencia económica el hacer un sistema de drenaje pluvial nuevo? ¿No es más contingencia económica repavimentar toda la ciudad y no sólo hacer un recarpeteo chafo que se pierde a la primera lluvia? ¿No es más contingencia económica hacer una red de sistema de aguas que solucione los graves problemas de abastecimiento?
Otra de las inconsistencias que surge de este estudio es que el estudio de rentabilidad nos da como resultado que los costos operativos y de mantenimiento no son autosustentables, a menos que se generen 194,000 pesos mensuales, y para eso tendríamos que tener 27 personas por hora por 8 horas al día todo el año, ya que las autoridades dan el dato de que el costo anual de mantenimiento sería de $2'329,000.00 pesos.
Además, no se hizo un estudio de impacto ambiental porque argumentaron que no se necesita porque se utilizará la vía férrea existente (?) de acuerdo al art. 38 de la Ley de Impacto Ambiental de Coahuila. Lo que dice dicho artículo es que son obligatorias de estudio de impacto ambiental, toda obra que preste un servicio público, se utilice como vía de comunicación y los desarrollos turísticos estatales y municipales. Más claro ni el agua.
Hay una serie de irregularidades en los tiempos de la licitación, en el presupuesto, en la firma del contrato, en la firma del seguro de responsabilidad civil, en la fianza que no se dio y en su caso fue una carta de crédito; todo esto al estilo de la contratación del alumbrado público, que pareciera que estaba todo cocinado desde meses antes de la licitación y ya estaba designada la compañía a la que se le iba a otorgar el proyecto.
Enterado, usted tiene la última palabra.
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