Cuando la desesperación nos gana, hacemos hasta lo que considerábamos imposible para remediar el mal que nos aqueja; echamos a volar la imaginación y hasta nos aparecen capacidades que desconocíamos, no sabíamos de su existencia. Tal parece que es lo que sucede con la compacta, alejada y desvergonzada cúpula política local, regional y nacional que padecemos, me explico: ahora resulta que el adalid del combate a la corrupción ¡es el PRI!, si no, lean lo que declara su presidente "todos tenemos que rendir cuentas si queremos recuperar la confianza de los ciudadanos", y lo primero que hace es afirmar que su liquidación como director por un par de años de la CFE es conforme a la ley, pues ¡ah! que ley, y sobre todo, ¡ah! que legisladores tenemos que en este actuar como cofradía, como banda, como red, aprueba leyes a modos, como el seguir manteniendo a los expresidentes de la República, como si fuera poco lo que se llevaron, lo que hicieron en perjuicio del país y cómo lo dejaron, ésta es una de las peras de este olmo. Y los hermanos Moreira que siguen tan campantes y cínicos como si no hubiera pasado nada, ahí sí que no se ha impulsado investigación alguna a pesar de los agravios de la megadeuda y las empresas fantasmas que, según notas del diario Reforma, facturaron más de 160 millones de pesos; sobre esto, Rubén Moreira declaró sólo un lacónico "hablé con la Secretaría de Finanzas para que dé un reporte de esto", y el secretario Ismael Ramos afirmó que "será el gobernador el que fije la posición sobre este asunto". Así nada más, como si se tratara de declarar y no de aclarar y demostrar. Todo esto viene a cuenta por lo que ha decidido el PRI en relación a uno de los Duarte, el de Veracruz, que pinta para chivo expiatorio, como si no fuera todo el ato de cabras, Chihuahua, Quintana Roo, Sonora, Puebla, Coahuila por partida doble claro, Zacatecas, Estado de México, Pemex, Nuevo León y los Medina con toda su familia, Monterrey, Secretaría de Comunicaciones y Transportes con el asunto del Tren Rápido México-Querétaro, sin olvidar Torreón con su teleférico y su sistema de alumbrado público y Riquelme con todo y su cumpleaños, que según dice, fue organizado por particulares, evento en el que se atrevió a afirmar que los espera "para seguir festejándolo durante los próximos 6 años". Todas estas lindezas forman parte de esas peras. La existencia de una red de corrupción, o si prefiere, de una red de redes, la podemos describir a partir de lo sucedido en 3 estados, cuyos gobiernos son paradigmáticos de la corrupción y hasta este momento, de la impunidad. Veracruz, donde la voracidad de la banda nos permitió conocer su estructura y donde se tejió la red con nudos principales en parientes, los padres de Duarte y colaboradores de confianza. Chihuahua, donde sólo aparece la esposa del otro Duarte, Cesar, que contó con personeros ( les llamaron promotores) para hacerse de terrenos y ranchos a lo largo y ancho del estado, además de ser proveedor de medicamentos de las instituciones de salud. Quintana Roo, donde se utilizó el mismo modelo familiar, pero con la particularidad de que a través de dependencias estatales y representaciones federales, la familia se apropió de cuanto predio pudo, contando con la participación y complicidad de notarios, directores del Registro Público de la Propiedad y titulares de las dependencias que tienen responsabilidades en las áreas de desarrollo urbano, medio ambiente y turismo. Y en un estado como Quintana Roo no podía ser de otra manera. El que va primero hace punta y forma la vereda; sí amable lector Coahuila fue primero: Fondo de Pensiones, quebrado; Fondo Minero, saqueado; finanzas públicas, robadas; aplicación de la ley, negada o tal vez negociada y responsables… no existen. Y también aquí hasta la madre del gobernador tuvo que regresar una casa valuada en 12 millones de pesos al gobierno de Estados Unidos en San Antonio, Texas, porque se compró con dinero robado. ¿De dónde salió?, no se sabe. Podría seguir con ejemplos, pero el propósito de esta colaboración no es ése, sino buscar las causas y los responsables de lo que padecemos en el país. Va el intento: Padecemos estas lacras porque nuestros representantes aprueban leyes que sólo a esta cúpula política benefician, cuando se quiere aplicar la ley, los procesos se encuentran o con la mala integración de expedientes y procesos, o con huecos en ésta, y no tenemos presuntos delincuentes que perseguir. Cuando llega a tope el caso, como lo es Veracruz, a Duarte lo convierten en chivo, y los legisladores que gritan "al ladrón, al ladrón" todavía no se dan cuenta que corren junto a él. Si queremos ser congruentes con nuestro coraje y rabia hacia estos vividores, cambiemos algunas cosas; por ejemplo, cambiar el verbo pedir, por el verbo exigir, la palabra funcionario por la palabra servidor público. También el presidente, gobernadores, alcaldes, diputados, senadores, síndicos y regidores, son responsables de este batidero, ¿no lo cree así amable lector?
En el cajón. Lo tenemos cerca, es nuestro vecino, su sociedad ha conseguido la alternancia en el gobierno, por ello no debemos olvidar que Jorge Herrera Caldera tiene cuentas pendientes que rendir. La deuda de Durango es en función de su economía, parecida a la de Coahuila. El desvío de recursos, con el pretexto del desarrollo social, siguió las mismas prácticas. Exigir, no pedir cuentas. Se desconoce dónde está el pájaro de Quintana Roo, ¿alguien sabe dónde está el de Durango?. En una sociedad de iguales, hay unos más iguales que otros.
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