A pesar de que la realidad nos dice que la situación en el país es por demás delicada, en la burbuja de los que históricamente se han hecho de poder, fuera de su espacio, no ha sucedido nada digno de atender. La Laguna, que de ello sólo queda el nombre, ha sido tierra de hombres y mujeres que se partieron el alma y el lomo para hacer de este hermoso lugar en el que nos ha tocado vivir, uno muy especial porque a pesar de sus condiciones - mucho calor, sequedad, moyotes, mucho sol, mucha agua, pero mal distribuida y manejada- ha servido para templar a sus habitantes, quienes le han sabido sacar provecho a las adversidades, que sabiamente las han convertido en oportunidades para generar condiciones de vida que ya quisieran otras regiones; sin embargo, como suele suceder con lugares idílicos, los depredadores lo han convertido en casi un páramo, ¿quiénes?. Es larga la lista, pero la limitaré - de momento- a un grupo reducido.
Comienzo por la mal llamada clase política, que de clase lo único que tiene es el mote. Si damos un vistazo a la lista de quienes se han dedicado a la política, no es difícil encontrarlos: son sólo un puñado de familias que se han heredado el poder y que han hecho de sus vástagos unos vividores del mismo; basta ver los apellidos de quienes nos han gobernado durante los últimos 50 años. Y como si no fuera suficiente, seguimos sometidos al bombardeo inmisericorde de frases, imágenes, slogans insulsos y rostros, a cual más feo de verdad, que forma parte de una promoción legal, mas no justa, que presentan a los presidentes, gobernadores y alcaldes a tratar de demostrarnos cuán buenos han sido en su gestión, sin reparar en gastos.
En Coahuila, uno y otro día el mismo mensaje y rostro. En Torreón, los grandes logros de la gestión de Riquelme, que sin considerar decoro alguno por retrasos, mentiras, manipulación y abuso de autoridad, presume como precampaña el teleférico, la Línea Verde y el Paseo Morelos, que por la urgencia de su inauguración, resulta una obra incompleta y con serias deficiencias. Vale entonces la pena comentar algunos aspectos que hacen que no todo sea color de rosa, por ejemplo, el referido a la personalidad. Ya en la colaboración anterior había hecho referencia al talante del hoy ex alcalde, resultando de lo observado, un sujeto autoritario y proclive al abuso del poder, que ante el reclamo de los habitantes de las colonias inundadas con las recientes lluvias - Provitec, Roma, Torreón Residencial- se limita a decir que no tiene por qué contestar, y que le pregunten a otro; intolerante en tanto sólo su decir vale, aun cuando los hechos y la realidad demuestren lo contrario; opaco y obtuso, mantiene oculta información básica sobre la deuda municipal, el proceso de contratación para el proyecto de Alumbrado Público, y cuando se le cuestiona sobre este particular, no tiene tiempo para responder o pide que lo haga otro miembro de su equipo; soberbio, al afirmar que sólo lo que se ha hecho durante su gestión es lo que vale, y que al compararlo con la de otros alcaldes, resulta que la historia de Torreón y el gobierno, se cuenta a partir de su gestión; mentiroso, en cuanto a que las fechas dadas para la terminación de sus proyectos estrella - Paseo Morelos, teleférico, alumbrado público- no se terminan en las fechas que los contratos establecieron; amenazador, en tanto que, cuando los dueños de las distintas líneas de autobuses de servicio público le dicen que no apoyan el metro bús si antes no conocen el proyecto, Riquelme les dice que se atengan a las consecuencias.
Representada de cuerpo entero la personalidad de quien quiere gobernar Coahuila, es evidente que lo que sucede fuera de su visión, de su entorno inmediato, de su particular idea de gobernar, no existe.
El otro, referido a su idea de gobernar. Resulta que a lo largo de estos tres años, sólo lo que se publicaba o aparecía en medios electrónicos era cierto; así tenemos a un sujeto que desdeña a la comunidad, salvo aquella que forma parte de su porra y que en los convites se hace presente para cualquier cosa que se ofrezca: agredir, alabar, y hacer sonar la matraca. Pretendió ciudadanizar su administración creando consejos ciudadanos a diestra y siniestra, y que sólo cumplen la tarea de legitimar, ya que sus miembros no tienen el perfil para funcionar como verdaderos ciudadanos conocedores de los asuntos de la dependencia a la que tendrían que aconsejar, como resultó ser el Consejo Ciudadano de Transparencia, el Consejo Ciudadano del Implan, lo dicho, sólo entes legitimadores y por lo tanto cómplices de la simulación que caracterizó el gobierno de estos tres años.
En el Cajón. Muchos son los aspirantes a candidatos para gobernar Coahuila, o lo que el actual gobierno deje, el motivo no importa, los despojos, el botín o cuidar las espaldas del que se va, qué más da, el propósito es llegar al poder. En nuestra calidad de ciudadanos, debemos estar alertas, pendientes y sobretodo prestos a participar ante la avalancha que se viene. Estamos ante una situación de cuidado y tenemos la obligación de acotar a una clase política que no tiene llene y para la que sólo somos contribuyentes y votantes, si no, basta señalar lo que se planteó en la última semana: Como somos una zona conurbada metropolitana, por allí en Implan tuvieron la peregrina idea de promover un Cabildo Metropolitano, en donde los habitantes de esta metrópoli no tenemos cabida, no somos invitados. Y la perla: mientras el presidente Peña le dice a su partido que primero el proyecto y después el hombre, Rubén Moreira dice primero el hombre sin importar su calidad. Y Miguel Riquelme en su Tercer Informe dice "lo que hicimos en Torreón, también lo podemos hacer en Coahuila"; ¿Habrase visto tal cinismo y desparpajo?
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