Cuando llevan a los pacientes a consulta cargados en brazos de los propietarios, es una mala señal por la gravedad de la mascota, y ese día no fue la excepción. Se trataba de una perrita atigrada de la raza Boxer de ocho meses de edad, "Tuercas", si no fuera por el estado físico en que se encontraba, resultaría un hermoso ejemplar de raza. La llevaba cargada su dueño Don Luis y un empleado de su taller, la dejaron sobre la mesa de exploración, no se necesitaba ser un gran clínico para saber de qué enfermedad se trataba, con sólo ver la constitución física deplorable del paciente a simple vista se apreciaba un grave estado de desnutrición, deshidratación, postración, por el olor que despedía indicaba enfermedad gastroentérica.
Al preguntarle a su dueño sobre "Tuercas", que por cierto era conocido y amigo de un servidor, Don Luis, me dijo que tenía tres días enferma sin probar alimento, con vómito, diarrea, sin poder incorporarse, la tenía en el taller como guardián a pesar de su corta edad, contaba con sus vacunas y ya la había revisado un veterinario de los que atienden emergencias en la noche, pero al volver a llamarle, como no veía mejoría en la perrita, me dijo que sólo atendía emergencias y que la llevara con otro veterinario.
Después de auscultar a "Tuercas", confirmé la enfermedad, gastroenteritis hemorrágica, grave estado de deshidratación, aunado a hipotermia y desnutrición, además se notaba que sufría la perrita al presentar dolor abdominal. Habrá colegas que estén pensando en parvovirus, lo descarté al estar vacunada la paciente y estoy seguro que tenía más de tres días enferma y ya hubiera fallecido con parvovirus, el ambiente de un taller es de lo más idóneo para presentar enfermedades gastrointestinales y no porque pudiera ser un lugar séptico, sino por toda aquella alimentación de sobrantes de comida que le puedan dar los trabajadores: grasas, huesos, picante, condimentos, alimentos descompuestos por el calor, etc.
Unos minutos después, nos hace la pregunta el propietario que siempre tememos y la mayoría de las veces no sabemos la respuesta por la gravedad del caso: ¿Se va a aliviar doctor? "Tuercas" se encontraba extremadamente grave, venía en estado de coma, sin reflejos, no respondía cuando la llamaban, no se incorporaba, no comía ni tomaba agua, hipotermia, deshidratación, desnutrición, fui muy sincero y le dije a su propietario que presentaba muy pocas probabilidades de vida por sus condiciones físicas, y los signos aún presentes, como el vómito y la diarrea sanguinolenta, empeoraba el panorama de su enfermedad y que no extrañara un desenlace fatal.
Le expliqué en lo que consistía el tratamiento al hospitalizar a un paciente de estas condiciones, aislamiento, terapia de fluidos intravenosos, antibióticos, antieméticos, analgésicos, inhibidores de ácidos gástricos, antiespasmódicos, entre otros medicamentos, y sobre todo, alimentarlos cada dos horas y una buena higiene.
Le fui sincero y le dije que cuando llegan los pacientes en ese estado, en ocasiones los veterinarios no los recibimos. No nos negamos atenderles por no batallar con el paciente, sino para evitar problemas con el propietario, al recibir al paciente les damos una esperanza de vida, aún diciéndoles del estado crítico en que los llevan. Hospitalizar a un paciente implica gastos y horas extras, y al momento de pasarles la factura, cuando el paciente fallece, se molestan y hay quienes no regresan por su mascota por no liquidar los honorarios. Afortunadamente, la mayoría de los propietarios está de acuerdo y deja un depósito, como es el caso de nosotros cuando vamos a un hospital particular.
Al despedirse Don Luis de su mascota y de un servidor, me dijo: Me voy triste por la gravedad de mi "Tuercas", pero a la vez me voy tranquilo porque sé que la vas a sacar adelante y confío en ti. Sólo esbocé una muy ligera sonrisa, se dio media vuelta y ya no me permitió volver a explicar la gravedad del caso, bien sabía su dueño el compromiso que me había dejado y yo más que nadie pensaba en la encomienda de mi amigo.
Empezamos por canalizar a "Tuercas" para hidratarla vía endovenosa y poder administrarle sus medicamentos, una buena limpieza y la trasladamos a una jaula de la sala de terapia intensiva.