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PEQUEÑAS ESPECIES

MVZ Francisco Núñez González

CÓMO SE ENCUENTRA "TUERCAS"

(Segunda y última parte)

Pasaron algunas horas, aunque dormida cambió su semblante, se notaba en su expresión que ya no sufría y su respiración era profunda y tranquila, habló su dueño al finalizar el día: Doctor, ¿cómo está "Tuerquitas"?, delicada le contesté, se encuentra estable y profundamente dormida, pero vamos a ver cómo responde las primeras veinticuatro horas. Se dejó el suero y medicamentos durante toda la noche, no hubo necesidad de guardia nocturna. Al día siguiente muy temprano, antes de abrir la clínica, lo primero que pensamos son en nuestros pacientes delicados y encontrarlos aún con vida, nos encomendamos al Señor con una pequeña oración y nos da buenos resultados. Al abrir la puerta de la sala de terapia, de una cosa estoy seguro, que nuestro corazón siempre se encuentra más acelerado que el de nuestros pacientes, inmediatamente me dirigí a la jaula de "Tuercas" y cuál fue mi sorpresa que se encontraba despierta, y al verme se incorporó con dificultad y al escuchar su nombre, por primera vez vi su muñón de cola moverlo de gusto.

El vómito y la diarrea habían disminuido considerablemente, la papilla se le daba cada dos horas y la deglutía con dificultad, aún no toleraba el suero y el alimento oral, se encontraba muy débil, pero su temperatura corporal se había normalizado, casi a la misma hora de ayer se comunicó su dueño: Doctor, ¿cómo está "Tuerquitas"? Tengo buenas noticias, está consciente, ya se incorpora, aún no come y bebe por sí sola, aún hay vómito y diarrea, no está fuera de peligro, pero su mejoría es muy notoria. El segundo día se mostró más animada la paciente, las evacuaciones disminuyeron considerablemente y el suero aún se encontraba a cuenta gotas, principalmente para tener una vía de administración abierta para los medicamentos, aún no comía por sí sola, no tardó la llamada de su dueño al finalizar el día: Doctor, ¿cómo está "Tuerquitas"?, mejor, las evacuaciones han disminuido, sólo esperaremos que el vómito y diarrea desaparezcan para darla de alta.

Al tercer día, la paciente se incorporaba con facilidad, no se presentaron evacuaciones, se retiró la venoclisis, los medicamentos los toleraba por vía oral, aún no comía sola, se le administraba la papilla y el suero más retirado pero no estaba tan renuente como al principio de tragarse la papilla de pollo. Ya esperaba la llamada de su propietario, y exactamente a la misma hora: Doctor, ¿cómo sigue "Tuerquitas"? Muy contento le dije que mañana se la podía llevar, sólo que la tenía que alimentar por dos o tres días mientras ella lo podía hacer por sí sola.

Al día siguiente, Don Luis y "Tuercas" muy contentos en el reencuentro, pero estoy seguro que el más feliz era yo de dar de alta a mi paciente que realmente estuvo grave, pero gracias a su fortaleza y deseos de vivir salió adelante. A mi edad, ya no soportamos el estrés como antes por más años que llevo en la clínica de pequeñas especies, nos encariñamos con los pacientes y nos duele y deprimimos al verles morir, sobre todo cuando la responsabilidad está en nuestras manos dependiendo gran parte en administrar el tratamiento adecuado. Estaba tan contento Don Luis que me dijo que la dejaría en la clínica hasta que su perrita fuera autosuficiente, refiriéndose a que comiera por sí misma y recobrara la energía perdida. Le di a entender que no era necesario dejarla, que siguiendo las indicaciones en dos o tres días ella recobraría su apetito normal y así evitaría gastos innecesarios de la hospitalización.

Continuaron las llamadas durante tres días más preguntando por su querida "Tuercas", cada día mostraba mejoría y empezaba a comer alimento húmedo de lata combinado con alimento seco, al cuarto día devoraba la croqueta que le administrábamos, estaba lista para partir. Al hablar con su dueño, inmediatamente fue por ella, muy contentos los dos y más un servidor, me dio encarecidamente su agradecimiento y me dijo al oído: creí que se iba a morir mi perrita, pues ya he tenido otras experiencias con otros perros del taller y no se me han logrado, tú la salvaste. Le expliqué que hay pacientes que tienen el milagro de la vida y su recuperación es formidable, fue el caso de tu mascota. ¿Qué le voy a dar de comer para que no se me vuelva a enfermar?, excelente pregunta, le di una bolsa de croquetas, de aquí en adelante esta fórmula será su alimentación y explícale a los trabajadores del taller que está muy delicada y que sólo debe de comer a una hora determinada este alimento especial.

Al día siguiente, al finalizar nuestro trabajo, sonó el teléfono y se me hizo un nudo en el estómago, creo adivinar quién era, efectivamente era Don Luis, inmediatamente pregunté por "Tuercas", qué le había pasado, nada, doctor, no te preocupes, solamente hablo para ver si puedo cambiarle de alimento, intrigado le pregunté que si había vomitado o cuál era la causa del cambio de alimento, es que los trabajadores lo probaron y dijeron, ¡Sabe a chocolatito y se lo están comiendo!

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