Hace algunos años, una amable cliente de la tercera edad vivía sola y debido a una enfermedad crónica tenía dificultades para caminar, no salía de casa durante días por culpa de los dolores que sufría y de las caídas que tenía habitualmente.
Un buen día, llegó a su puerta un amigo que traía en brazos a un cachorro de veinte días de nacido, temblaba de miedo y frío, se trataba de una cruza de pastor alemán con otra raza. La madre había tenido una camada de diez crías y los iban a sacrificar a todos. Su amigo, amante de los animales, logró acomodar a los cachorros y pensando en ella, una persona que vivía sola, le llevó a este indefenso cachorrito y lo adoptó a pesar de no poder ocuparse del perro adecuadamente. Temiendo que no lograra sobrevivir debido a su corta edad y haberlo retirado de su madre anticipadamente, lo alimentaba continuamente y siempre lo tenía envuelto para que conservara el calor necesario.
Hizo frente a sus impedimentos y se esforzó en salir de casa con él, al principio sólo hasta la parte externa de su hogar y luego al parque ayudándose con un bastón.
Al salir a diario con su mascota, al principio con mucho esfuerzo, logró hacer un hábito del ejercicio y quien más disfrutaba de los paseos era "Bingo", le había bautizado así por haber cambiado su vida premiándola con su gran compañía.
Poco a poco, empezó a andar sin apoyarse del bastón y hoy se mueve perfectamente, aunque la enfermedad sigue estando presente, pues no tiene cura, "Bingo" ha sido la mejor medicina contra sus impedimentos.
Cuando sacaba a su perro de la casa como todo animal joven lleno de energía, lo primero que quería hacer era correr, pero él parecía darse cuenta de la enfermedad de su dueña y actuaba con gran cuidado para no hacerle daño, no cabe duda de la gran inteligencia de estos animales.
Al llegar al parque, siempre soltaba a "Bingo" para que corriera y jugara con los demás perros que sacaban a paseo. Pasaron los años y uno vivía para el otro, desafortunadamente, un mal día le atropelló un coche, hasta la fecha "Bingo" lleva dos operaciones, ahora él es quién cojea y sigue a todas partes a su querida dueña a pesar de sus dolores que padece, sobre todo en tiempo de frío, afortunadamente acude a las citas puntualmente para su revisión médica y se encuentra excelentemente atendido por su querida dueña.
Ahora, es ella quien le aguarda para salir a caminar con toda la paciencia y el mismo amor que él le tuvo algún día cuando se encontraba impedida para caminar, cómo no estar agradecida con su mascota después de haber dado los mejores años de su vida con una persona enferma, quien ahora está en deuda por haberle devuelto la salud y con el favor de Dios, pagar con todo gusto ese enorme gesto de lealtad que sólo los perros son especialistas para ello.
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