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MVZ Francisco Núñez González

EL GATO SENIL

Después de toda una vida a nuestro lado, acaso no se merece el gato anciano que lo pongamos en un pedestal de bienestar y comodidades.

Frecuentemente, los trastornos relacionados con la edad avanzada no hacen su aparición hasta que el gato es muy mayor, ya no se limpia tan a menudo, las agudezas visual y auditiva se encuentran deterioradas, las articulaciones se ven afectadas por la artritis, los problemas dentales ocasionan molestias y el apetito disminuye. Entonces, el animal necesita más que nunca tu dedicación y comprensión.

A partir de los ocho años de edad, el gato comienza una época de vida más delicada, en la que frecuentemente puede tener problemas de salud relacionados con el metabolismo, riñones y ojos. Son momentos en que hemos de vigilar la obesidad, por lo que ofreceremos un alimento bajo en grasa y calorías para mantener su peso en los límites correctos.

Existen tres problemas muy comunes en los gatos de la tercera edad: Estreñimiento, orina y caries. El estreñimiento puede tener diversas causas, nerviosismo, bolas de pelo, deshidratación, dieta inadecuada, y en ocasiones, falta de limpieza en la arena del cajón.

El sistema urinario del gato precisa de un control exhaustivo por parte de su dueño: por el aumento de consumo de agua, la retención de líquidos de manera anormal, cualquier cambio en el color o cantidad al orinar, será necesaria la intervención de su veterinario.

Los problemas dentales pueden prevenirse dándole comida seca de buena calidad, cepillando sus dientes una vez a la semana y su revisión periódica por parte del veterinario.

Es muy importante continuar con el calendario de vacunas, el hecho de que el paciente cuente con más de ocho años de edad, no es motivo de quedar inmune a las enfermedades infecciosas, hay que recordar que en todo animal senil, sus defensas disminuyen y están más propensos a cualquier enfermedad.

El gato anciano ya no tendrá la agilidad y la fuerza en sus patas para subir arboles o bardas para escapar de sus enemigos naturales, habrá que tener cuidado con el perro de la casa y con el del vecino, así como colocarle su cama en el suelo o en un lugar cálido donde no implique esfuerzo alguno.

La eutanasia no siempre es aceptada por el dueño, pero mantener una agonía en la cual el gato está incapacitado para realizar las mínimas necesidades fisiológicas, exige que planteemos seriamente esta decisión.

Este es uno de los momentos más terribles en la vida de todo propietario. Si tu gatito ya no puede vivir sin dolor, si su calidad de vida se ha deteriorado profundamente, confía en el veterinario que sabrá aconsejarte sobre el terrible momento de poner fin a esa vida que sufre. Tras una vida en común con un gato, ese momento de la separación definitiva es doloroso y triste, pero no olvides que si el animal sufre, aliviar ese dolor es la última muestra de cariño que puedes ofrecerle.

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