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PEQUEÑAS ESPECIES

UNA CESÁREA EXTEMPORÁNEA

MVZ FRANCISCO NÚÑEZ GONZÁLEZ

Era sábado por la tarde cuando un joven matrimonio de veintitantos años llegó al consultorio para preguntar acerca de un medicamento para su mascota, la cual no llevaban consigo, algo que ayudara a su perrita a expulsar los cachorros, se había pasado la fecha de parto y aún no le notaban síntomas de tener a sus crías, se encuentra débil y sin apetito.

Pensé en decirles desde un principio que se hubieran apoyado con un veterinario para llevar un mejor control y no exponer la vida de su mascota ni la de sus crías, pero inmediatamente comprendí que se trataba de una familia de escasos recursos y entendía la situación del porqué no llevaban a su mascota a la consulta. Pregunté sobre la fecha de cruza, raza, peso, edad, si era su primer parto, etc.

Al confirmar la fecha de apareamiento, les mencioné que hace más de una semana debería de haber tenido su parto, que era probable que las crías ya no se encontraran con vida y que lo correcto sería checar al paciente, les di una dosis de oxitocina para que la aplicaran, eso ayudaría a tener contracciones y facilitar la expulsión de los cachorros, pero siempre y cuando haya trabajo de parto, sino lo hay, es difícil que actúe el medicamento y será necesario realizar la cesárea, como ya tenía varios días que se había pasado la fecha de parto, podíamos dejar la cirugía para el lunes y dar oportunidad de que tenga a sus crías por sí sola, pues no se trataba de una urgencia.

El lunes en la tarde, se encontraba "Magui" con su joven dueño en la clínica, se trataba de una perrita Staffordshire terrier, atigrada, de temperamento agradable y dócil, músculos bien definidos, digna concursante para exposición, tenía un abdomen pletórico de cachorros, la inyección no había dado resultado. Al auscultarla, alcancé a percibir un ligero movimiento del interior de su vientre, se encontraba débil con su respiración agitada, le mencioné a su dueño que era probable que tuviera algunas crías con vida, pero debido a la extemporaneidad del parto, podríamos encontrar a la mayoría muertos, sólo me dijo que ojalá lograra salvar a uno de ellos para venderlo y pagar la cirugía.

Por lo regular, trabajo en las cirugías con un ayudante, ahora me encontraba con un personal de lujo y me sentía muy orgulloso y tranquilo, pues nunca falta un imprevisto, ya que todos los organismos son diferentes. Contaba con mis tres hijas de ayudantes: Alejandra, que es veterinaria y cuenta con su propia clínica, Carolina y Sofía, que cursan el cuarto año de veterinaria y son nuestros respectivos empleados en cada una de las clínicas y nos apoyan diariamente en el trabajo contando ya con cierta experiencia.

Al momento de extraer el primer cachorro del interior del útero, me di cuenta que se encontraba con vida, Carolina sería la encargada de limpiar, extraer líquidos de las fosas nasales, estimular la respiración, desinfectar y anudar el cordón umbilical de las crías, Sofía estaba al pendiente de extraer toda la cantidad de líquidos y evitar la contaminación al interior del abdomen, Alejandra, instrumentista y anestesista, afortunadamente al cachorro que extraía salía con vida y Carolina no se daba abasto atendiéndolos, ni Sofía con tanto liquido que recuperaba con tanto cachorro que sacaba y constantemente cambiaba de recipiente manteniendo aséptica la zona de trabajo, parecía que la octava cría era la última, todos se encontraban sollozando, vivarachos, sanos y completos, revisé los dos cuernos uterinos, que ya no hubiera crías, éstos se encontraban flácidos y alargados por haber sido el nido de tanto cachorro enorme, lo cual fue la razón de no haber salido por vía natural, sólo alcancé a apreciar líquido amniótico y parte de alguna placenta, no quise extraerla manualmente porque se encontraba muy adherida al endometrio y no quería provocar una hemorragia, ya la expulsaría de forma natural más tarde, incluso le pedí a mi hija Alejandra que suturara para terminar y también que revisara que no quedara algún cachorro adentro de la madre, lo cual hizo y me confirmó estar sin crías.

Antes de cerrar la clínica, dimos de alta a "Magui", la cual se encontraba de mejor aspecto, sobre todo al haberle extraído toda esa gran carga que le impedía comer y respirar normalmente, se le veía tan bien que perecía decir estar feliz y orgullosa de ser madre. Los dueños de "Magui" también se encontraban muy contentos después de que les dimos la noticia de que todos se encontraban con perfecta salud y se sorprendió cuando le mencione "todos", sí, tuvo ocho cachorros vivos y en perfecta salud, al igual que su madre.

Al segundo día de haber dado de alta a "Magui", no tenía noticias y les hablé por teléfono, contestando la señora, me dijo que se encontraba bien, pero que había tenido otro cachorro y se lo había comido, me sorprendió su respuesta, pregunté que si ella lo había visto, sólo una parte, me respondió, porque ya lo traía en la boca. Al despedirme, le dije: cualquier duda o si notaba algo extraño en "Magui" me llamara por teléfono. Se me fue el sueño esa noche, después de tantas cirugías realizadas por casi cuarenta años y ahora con ayudantes, cometí el error de dejar un cachorro dentro de la madre. Me tranquilicé cuando recordé que mi hija también se cercioró de no haber visto otro cachorro en el útero y concilié el sueño.

Al día siguiente, me volví a comunicar, pero ahora con el joven dueño, y al preguntar por la salud de su mascota, me dijo, perfectamente bien doctor, come como nunca y hasta brava se hizo, no deja que cualquier desconocido se acerque a sus crías y le pregunté lo que me tenía preocupado, y ya no tuvo más cachorros después del que se comió, dice mi señora que tuvo como tres más y se los volvió a comer, pero yo no creo, porque a los primeros ocho los cuida como no tiene una idea.

Fue cuando sonreí y le expliqué que no se trataba de cachorros, sino de fragmentos de placenta, ya que cada cachorro tiene su propia placenta y los restos con el tiempo los iba a expulsar y por lo regular se los come la madre. Si doctor, nunca le creí a mi señora por eso no lo molesté, además, estamos muy contentos que los cachorritos hayan nacido todos vivos y los quiere mucho mi "Magui".

Bien dicen que los bebés traen la torta bajo el brazo, ya casi los tengo todos vendidos y gracias a usted doctor.

pequenas_especies@hotmail.com

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