Foto: Indiewire
Hablar de Yorgos Lanthimos a estas alturas de su carrera cinematográfica es hablar de surrealismo y subjetividad pura, basta con ver Colmillo (2009) y La Langosta (2015) para (des)conocer un poco más la esencia de las relaciones. Historias relativamente orgánicas que van de la mano con una estética visual muy ordenada y fluida, es así como este cineasta griego reafirma su estilo al mismo tiempo que va introduciéndose sutilmente en las bases de nuestro subconsciente, esas que estructuran lo que una relación significa.
COLMILLO
También conocida como Canino o Dogtooth, esta película vio la luz en 2009, trata de un matrimonio con tres hijos, a los cuales mantienen reclusos en una mansión alejada de la sociedad, haciéndoles creer que su hogar es el único sitio seguro y la única realidad a la que deberán enfrentarse. Un sistema familiar convencional (desde el punto de vista tradicionalista) con una peculiar doctrina relativamente flexible bajo el control del padre, quien lleva una vida laboral normal fuera de su casa.
Desde pequeños detalles como el hecho de manipular los conceptos y significados en el conocimiento de los hijos hasta prácticas totalmente descabelladas como ocupar un método de educación y comportamiento basado en puntos, las costumbres y tradiciones de esta familia representan una crítica a la esencia de las relaciones familiares: las jerarquías, la actitud ante el conocimiento, el descubrimiento sexual, la educación elemental a cargo del criterio parental y todo aquello que guarde una estrecha relación con la imagen interna de una familia.
Con el transcurrir de la historia se van dando las justificaciones de las costumbres de los integrantes y las razones de ser de cada uno de los personajes, a excepción del padre de familia, cuya raíz psicológica permanece en misterio; sin embargo, la comprensión del contexto se da al ir relacionando las prácticas de este peculiar grupo de personas. La tiranía del padre se ve respaldada por la madre, pero llega un punto en el que los actos sucedidos hacen pensar que la mujer es tan sólo una víctima más de la distorsionada ideología del hombre.
Es un viaje incómodo que deja una sensación de curiosidad y ansia de saber más al respecto, todo esto porque es acompañado de un surrealismo fluido, complejo y a la vez sencillo, que da la ilusión de fácil comprensión, pero conforme los personajes van accionando en beneficio a la historia, la misma se torna más incomprensible.
No se trata de una película de fácil visualización, sus escenas y las acciones pueden estar cargadas de una pesadez para el espectador que intenta relajarse viendo el filme. Ya que se trata de todo el esplendor de una distopía, lo cual puede llegar a resultar incómodo para algunos. Escenas de violencia y sexo explícito son cobijadas por un entorno familiar y una naturalidad materna, esto puede llegar a crear una contradicción moral o simple confusión, dependiendo del criterio del espectador. Otro elemento que está muy presente es una violencia no gráfica, más psicológica, que puede llegar a resultar totalmente perturbadora. No obstante, esta composición cinematográfica trata de reflejar una crítica al funcionamiento familiar y a la educación elemental, enfatizando el punto de vista interno con ciertos recursos que nos ayudan a estructurar una crítica propia con el punto de vista externo (como seres de sociedad). Podemos notar influencias del cine de Luis Buñuel, sin dejar de lado el estilo propio que Yorgos Lanthimos está imponiendo.
LA LANGOSTA
Primera película de Yorgos en habla inglesa. Protagonizada por Colin Farrell, en esta distopía las relaciones en pareja son la base de toda clase de estructura personal y social. Todo aquel que quede soltero (independientemente del motivo) deberá acudir inmediatamente a un hotel, en el cual, con un tiempo límite de 45 días, es educado y esculpido acorde a los estándares comunitarios. El objetivo a través del lapso establecido es el de conseguir la pareja ideal, alejada de las formalidades y el romanticismo, basándose meramente en las coincidencias personales entre uno y otro. ¿Problemas visuales? ¿Dominio de un lenguaje en común? ¿Amantes de lo grotesco? Cualquier atributo en común no adquirido representa la posibilidad de dejar de ser un proscrito soltero en esta sociedad, de lo contrario, al finalizar la 'cuarentena' aún en soledad, la persona es convertida en un animal, mismo que escoge al inicio de su estancia en el hotel.
A diferencia de Colmillo, La langosta retrata de forma habitual la esencia de las relaciones humanas, esta vez orientada en el sentido del amor y su posición ante la sociedad. Bosquejando los límites del deseo y cómo los mismos son influenciados por las estructuras sociales y al comportamiento individual dentro de las mismas.
No se descuida cualquier duda o hipótesis que pueda surgir en la propuesta de este mundo, ya que lejos del hotel y de la sociedad, existe una cofradía, viviendo secretamente en el bosque, de aquellos (llamados solitarios) que se negaron a aceptar los protocolos establecidos por la sociedad y viven en una especie de soltería asociada, en donde satanizan el hecho de llevar una relación. Esta parte de la historia da ese plus que la película necesitaba para ser una crítica completa a las relaciones sociales, vista desde los puntos internos y externos.
Acompañado de elementos menos violentos y gráficos (a comparación de otros trabajos del cineasta griego), La langosta carga su pesadez en las emociones humanas representadas a la perfección por los exánimes personajes que desentonan (intencionalmente) con la vibrante disposición de los escenarios y la intensidad oculta de las emociones de los personajes.
Un proyecto cinematográfico con un ritmo lento y muy bien cuidado que no deja de lado cualquier enfoque posible en la odisea que representa el conseguir la pareja perfecta. Lo que Lanthimos propone en este proyecto (como hace en sus otras películas) es un contraste singularmente placentero al mezclar una historia y premisa totalmente extrema y caótica en perfecto compás con el ritmo lento y controlado. Intención que se ve mejor aprovechada porque a diferencia de Colmillo, en este filme Lanthimos cuenta con una fotografía más cuidada y una paleta de colores que resalta en sintonía con la métrica de la historia. Aunque en contraste con sus otros proyectos, aquí la violencia no gráfica (pero no por ello menos perturbadora) destaca las secuencias, dejando el trabajo sangriento y morboso para la mente del espectador.
A pesar de ser una película muy bien cuidada y totalmente argumentada, como cualquier otro proyecto con el sello de Yorgos Lanthimos, esta comedia negra divide las opiniones de los espectadores: amas o aborreces La langosta, dejando un limbo muy reducido.
PERSPECTIVA RETORCIDA
Aunque los temas que Yorgos Lanthimos aborda en sus películas puedan parecer de una sencillez y naturalidad tranquila, este director europeo tiene el don de crear una perspectiva retorcida con la cantidad equilibrada de elementos salvajes para aportar a su creación un estilo elegante y armónico, en discrepancia con los argumentos y escenarios propuestos. Sin importar los atributos y defectos de sus películas, la perspectiva Lanthimos sin duda ofrecerá un momento de reflexión en el que se cuestionará las bases y realidades de tu contexto. ¿Somos seres sociales realmente? ¿Podemos existir en soledad? ¿Las emociones manejan a la sociedad o la sociedad da forma a las emociones? ¿Qué es una familia? ¿Es la educación elemental que recibimos la correcta? Esos son sólo algunos de los cuestionamientos que con agrado o desagrado acompañan las historias de Lanthimos.
Correo-e: charles.mova.94@gmail.com