Duda. Barack Obama tuvo una tensa visita con sus aliados del Golfo Pérsico que dudan de su estrategia en Irán y Siria.
El presidente Barack Obama dijo ayer jueves que Estados Unidos y sus socios del Golfo Pérsico deben esperar a ver si Irak es capaz de resolver su crisis política antes de ofrecer más ayuda financiera y advirtió que la parálisis impide los esfuerzos encabezados por Washington para combatir al grupo Estado Islámico y reconstruir el país devastado.
Obama llegó a Arabia Saudí para pedir a los gobernantes del Golfo Pérsico que aumenten su apoyo económico y político a Irak, exhortación en la que insistió el secretario de Defensa Ash Carter en reuniones con sus colegas de la región. Partió sin compromisos firmes que anunciar, reflejo de la renuencia de las naciones del Golfo a incrementar sus inversiones antes de que Irak avance en la consolidación de un gobierno estable y la inclusión de los suníes en el proceso. En reconocimiento de esa actitud, Obama dijo que recomendó a los países que "aguarden para evaluar" el desenvolvimiento de la crisis durante las próximas semanas.
"En este momento en Bagdad hay grandes retos", dijo Obama. "Mientras no se resuelvan, creo que es importante que nos aseguremos de que los dólares adicionales que enviemos para la estabilización se usen de manera eficaz". En cuanto a los iraquíes, añadió: "Tienen muchos problemas que resolver. Este no es momento para paralizar el gobierno o dedicarse a las rencillas internas".
Un alto funcionario de la defensa dijo que los funcionarios del sector tuvieron una discusión profunda, pero no llegaron a acuerdos firmes sobre el aumento de la ayuda.
Obama puso fin a una breve visita a la capital saudí durante la trató de tranquilizar a los aliados que mantienen graves dudas acerca de su política hacia Irán y Siria.
