El Papa Francisco pidió ayer perdón a los refugiados por la cerrazón y la indiferencia de las sociedades occidentales que "demasiadas veces" los han rechazado por temor al cambio de mentalidad que implica acogerlos.
"Tratados como un peso, un problema, un costo, en realidad ustedes son un don", subrayó el pontífice en un videomensaje dirigido a la comunidad del Centro Astalli, un albergue para inmigrantes, ubicado en el centro de Roma, con motivo del 35 aniversario del Servicio Jesuita para los Refugiados en Italia". Recientemente el Papa viajó a las Islas griegas para palpar la situación.