El presidente de la CSU y del 'land' de Baviera, Horst Seehofer, reiteró en unas declaraciones avanzadas hoy por el diario Welt am Sonntag su apuesta de fijar 'un máximo de 200.000 refugiados al año', una demanda que lleva meses repitiendo y a la que Merkel se ha negado a ceder. (ARCHIVO)
Distintas voces en las filas conservadoras de la canciller alemana, Angela Merkel, demandaron hoy poner freno a la llegada de refugiados y agilizar las expulsiones a raíz del atentado yihadista de Berlín, en el que murieron doce personas.
El descontento con la política de asilo de los socios bávaros de la Unión Socialcristiana (CSU) y de los sectores más conservadores de la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Merkel reemergió con fuerza tras el punto y aparte que ha supuesto la muerte del tunecino Anis Amri, el principal sospechoso por el atentado.
El presidente de la CSU y del "land" de Baviera, Horst Seehofer, reiteró en unas declaraciones avanzadas hoy por el diario Welt am Sonntag su apuesta de fijar "un máximo de 200.000 refugiados al año", una demanda que lleva meses repitiendo y a la que Merkel se ha negado a ceder.
"El tope máximo va a llegar en el caso de que gobernemos" tras las próximas elecciones, dijo Seehofer en referencia a los comicios parlamentarios previstos para septiembre de 2017.
Seehofer ha chocado abiertamente con la canciller por su política de puertas abiertas con los refugiados e incluso ha llegado a poner en duda que la CSU, que arrastra un importante número de votos, respalde a Merkel como candidata de la CDU, algo que sería inédito desde la formación de la República Federal.
A su juicio, "el tope máximo es un requisito previo para la integración" de los refugiados en la sociedad alemana "y para la seguridad" del país.
Asimismo, Seehofer se mostró a favor de reforzar los controles fronterizos -a pesar de mantener vigente la zona Schengen de libre movimiento en Europa- para poder decidir "quién entra en el país y quién no".
El portavoz de política interior del grupo parlamentario CDU/CSU en el Bundestag, Stephan Mayer, abogó, por su parte, en una entrevista en el Passauer Neue Presse por endurecer la ley de extranjería.
En su opinión, es "importante" reformar la ley para poder encarcelar a aquellos extranjeros "obligados a abandonar el país" que suponen un "peligro inmediato para la seguridad pública".
Amri era un candidato perfecto para recalar en esta categoría, según Mayer, ya que se le denegó el asilo en Alemania y se estaba tratando de deportarle cuando perpetró el atentado.
Por su parte, el vicepresidente de la CDU, Armin Laschet, exigió también, en una entrevista en la televisión regional pública WDR 5, consecuencias legales tras el ataque al mercadillo navideño en la capital alemana.
Laschet subrayó que se debe investigar exactamente "qué falló" para que se llegara a perpetrar el atentado y proponer las mejoras legales que cierren los "agujeros" actuales de la seguridad nacional.
La canciller se mostró ayer dispuesta a adoptar "rápidamente" los "cambios legales o políticos" precisos "allí donde se vea la necesidad", tras un análisis pormenorizado de "todos los aspectos del caso "Anis Amri".
Merkel pidió a los Ministerios de Interior y Justicia, así como a representantes de los "länder" y de los servicios secretos que estudien conjuntamente tanto el ataque como el conjunto de la estancia del presunto islamista en Alemania, y que le presenten "pronto" resultados.
El ministro de Justicia, Heiko Maas, indicó que los contactos se iniciarán en enero y el titular de Interior, Thomas de Maizière, aseguró que presentará un informe sobre la actuación de la Policía en el atentado, cuestionada desde los medios y la política.
Amri llegó a Alemania en julio de 2015 y en seguida fue fichado por los servicios secretos, que lo declararon "peligroso" e incluso llegaron a seguirle durante unos meses por sus contactos con radicales, pero el seguimiento se cerró sin consecuencias a los siete meses.
Además, su petición de asilo fue rechazada en julio de este año, pero por la falta de cooperación de las autoridades tunecinas no fue posible expulsarle, como deseaba Alemania.
Además, la inteligencia marroquí asegura que advirtió en dos ocasiones a sus homólogos alemanes sobre Amri y, según el New York Times, Estados Unidos había incluido su nombre en una lista negra.
El pasado lunes el tunecino robó un camión en Berlín y embistió a gran velocidad contra un concurrido mercadillo navideño, matando a doce personas e hiriendo a medio centenar en el primer gran atentado yihadista en suelo alemán.
Amri fue ayer abatido en un tiroteo con la policía italiana en Milán, tras cuatro días a la fuga, después de que el tunecino abriese fuego sobre los agentes cuando estos le solicitaron identificarse.