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Arturo Macías Pedroza

EDUCAR PARA UNA NUEVA SOCIEDAD

"La educación consiste en que el hombre llegue a ser más hombre, que pueda ser más y no sólo que pueda tener más, y que, en consecuencia, a través de todo lo que tiene, todo lo que posee, sepa ser más plenamente hombre" (Juan Pablo II, discurso a la UNESCO, 1980, n. 11).

La memoria genética, en coincidencia con todos los seres vivos, fue originalmente la manera que tuvimos los seres humanos para trasmitir nuestras experiencias. Eso fue una característica que nos distinguió como seres vivos. Después de miles y miles de años la herencia biológica transmitía las experiencias vividas, descartando lo indeseable y conservando lo bueno.

Con la evolución, los primates teníamos una desventaja que se convirtió en ventaja: nuestra incapacidad para valernos por nosotros mismos en los primeros años de nuestra vida, non mantuvo pegados a la mamá y conviviendo con la manada, asimilando además de la experiencia acumulada biológicamente, las demás cosas que se aprendieron a fuerza de convivir durante largo tiempo. Esto nos hizo progresar como especie humana, inventando luego el lenguaje que permitió tener las experiencias no solo de los contemporáneos, sino también de lo que se recordaba de los ancestros y que ahora se podía platicar. La invención de la escritura fue otro gran paso en el desarrollo de la humanidad ya que hizo que todas los conocimientos adquiridos por los antepasados pudieran ser transmitidos en forma permanente.

Resumiendo, el ser humano pudo fundar su crecimiento y perfeccionamiento como especie humana, en base a la capacidad que tuvo de trasmitir la sabiduría acumulada y heredada durante su evolución en su memoria biológica, en su memoria familiar, en su memoria oral y en su memoria escrita.

Es pues la educación la manera que tiene el hombre de llegar a ser más hombre. La educación se fue especializando para hacer llegar a todos de manera efectiva, los conocimientos necesarios para su desarrollo como ser humano; la sabiduría ancestral que fue sirviéndole para cazar primero, para sembrar después, para defenderse, para divertirse, y en general para satisfacer sus necesidades humanas en sentido amplio, se comunicaron a las generaciones posteriores haciéndonos capaces de resolver las problemáticas que se le presentaban en cada época.

Llega por tanto a nosotros todo lo que ha hecho al hombre crecer y desarrollarse. Y aunque Sócrates, Leonardo o Einstein fueron muy sabios y tenían un visión privilegiada para su época, el hombre educado puede ver más lejos que ellos porque está sobre sus hombros; lo que para ellos fueron descubrimientos novedosos se convierten con la educación en parte de los conocimientos a trasmitir.

Vista de esta manera es fácil deducir consecuencias: la necesidad de mejorar los método de trasmitir estos conocimientos; metodologías, teorías pedagógicas, sistemas de educación, capacitación de personal, instalaciones, selección sabia de lo que se debe trasmitir, incluso corregir enseñanzas erróneas y retomar caminos de sabidurías ancestrales que han probado trascender el tiempo y desarrollar al ser humano sin destruir su entorno. Todos los seres humanos tienen el derecho de acceder a esos conocimientos y a los beneficios que éstos les proporcionan. De aquí se descubre también la importancia que se debe dar a la educación y a los educadores, a la organización de la sociedad para trasmitir adecuadamente los conocimientos, a la organización de las instituciones educativas para poder generar nuevos conocimientos con rigor científico y con libertad, para no favorecer intereses mezquinos o particulares.

Nuestros hijos necesitan recibir una adecuada formación y superar deficiencias que les impidan ser partícipes de este crecimiento del ser humano. La injerencia de intereses ajenos a este propósito puede traer errores graves o impedir el desarrollo humano; puede incluso llevarnos a una involución en vez de una evolución humana.

La problemática nacional en esta materia se ha convertido en una "emergencia educativa" que debe ponernos a todos en alerta. No podemos dejar en manos de sindicatos o de gobiernos corruptos algo tan importante. Las manifestaciones de esta día en diferentes partes de la república nos involucran a todos. No se trata sólo de evaluación sino de implementar un servicio docente profesional que responda a las necesidades de este nuevo México de esta nueva época. No es sólo un gremio laboral el que está en juego sino toda la educación nacional y con ella el desarrollo de los mexicanos como seres humanos.

El desafío educativo que estamos enfrentando los mexicanos no es de poca importancia y no nos puede dejar insensibles. Ver con espíritu crítico las informaciones, participar en las propuestas, exigir una buena educación, organizar a la sociedad en iniciativas nacionales y locales (asociaciones de padres, comités escolares, elección de autoridades y legisladores…). Educar en la capacidad crítica y desarrollo integral.

La evolución del hombre inicialmente fue independiente de la voluntad humana, pero ahora toca a toda la sociedad mexicana en una responsabilidad compartida, las decisiones que pueden promover o detener el desarrollo de los habitantes de todo un país. Todos somos responsables de la tarea educativa: instituciones, medios de comunicación, sociedad, estado, iglesias, familias. ¿Estará pensando en el desarrollo de nuestros hijos la autoridad encargada de la educación en mi escuela, en mi estado o en mi país? ¿Los sindicatos estarán abogando por una mejor educación? Los padres de familia estarán interesados en exigir un mejor educación? Este desafío se extiende hacia una amplia gama de realidades y tareas en las que la educación posee una importancia decisiva para la reconstrucción del tejido social.

La educación no puede ser fiel a su pretensión social si antes no descubre un parámetro común, un modelo de ser humano hacia dónde dirigirse basado en evidencias elementales que descubren la estructura y diferentes dimensiones que integran al ser humano como persona; descubrir el tipo de sociedad que estamos llamados a construir para responder a la persona y su legítimo derecho a perfeccionarse a través de la educación. Una sana antropología que descubra al hombre dentro de sí mismo el proyecto de sí a realizar; Debe además deseducarse y rechazar concepciones parciales o erróneas (hombre-consumidor, hombre-instrumento-de-placer, hombre-ángel, hombre demonio, hombre voto, hombre-posesor, etc.).

Enfrentemos la emergencia educativa con la acciones concretas según las responsabilidades de cada quien y exigiendo a los demás cumplir lo que a cada uno le corresponde, buscando también la colaboración en la nueva acción educativa que nuestra nación requiere.

Felicidades a todos los maestros hoy en su día.

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