¿MODERNOS?
Uno de los argumentos que se esgrimen para justificar lo injustificable o racionalizar lo irracional es la modernidad. Se menciona a países supuestamente "avanzados" que ya han legalizado acciones como el uso de la mariguana, el aborto o las uniones homosexuales y con ello nos quieren vender la idea de que al hacerlo también nosotros estamos actualizados, modernizados y a la moda. Por la misma razón, los que se oponen a ello son tachados de retrógradas, oscurantistas, tradicionalistas y fuera de moda.
La realidad es que ser "modernos" no es garantía de estar en lo correcto; muchos de los países que son mencionados han sido víctimas de modas de las que ahora se arrepienten. El mismo sistema consumista y neoiberal que está influyendo en casi todo el planeta, está dando pruebas de su fracaso y de su irracionalidad al fallar sus previsiones de desarrollo mundial y estar a punto de producir una crisis ecológica sin precedentes.
Y en dado caso de que costumbres de otros países hayan sido exitosas para ellos, es poco probable que trasplantadas en otro país den los mismos resultados. El sabio dicho popular: "de la moda lo que te acomoda", se puede aplicar no sólo a la utilización de ciertas prendas que la tiranía de la industria del vestir quiere imponer, sino también a la aplicación indiscriminada de todo tipo de modas y modos que, sin el discernimiento necesario, nos afectan mucho más que el de vernos rídiculos.
La sabiduría milenaria de los pueblos originarios, nos dan pruebas de este conocimiento basado en verdades y valores que sabe mantenerse en armonía con la tierra y permanecer actualizándose sin destruirse. Si nos quitáramos nuestro prejuicios de "modernos" no nos sería difícil descubrir y admirar los valores que les dan cohesión, felicidad, permanencia, continuidad, actualización y demás ventajas a los que han permanecido en la vida rural tradicional o la indígena. En cambio, la obsesión de explotación que el actual sistema económico consumista ha fomentado, ha creado en pocos años una contaminación y destrucción del planeta que urge detener. El postmodernismo como se ha dado en llamar a esta etapa de la historia que estamos viviendo, está más allá de lo moderno, pero también tiene características de rechazo de lo moderno al que ha desenmascarado su falacia. A los indígenas se les tacha de aferrados al pasado, como si fuera una ofensa, y las ayudas que reciben por parte del sistema mismo que los ha marginado y empobrecido, está condicionada a formar parte de los esclavos "modernizados". Afortunadamente están resistiendo y descubriendo orgullosamente sus valores y su sabiduría está siendo reconocida también por otras instancias nacionales e internacionales, dando origen a un movimiento mundial que no sólo se protege sino ha descubierto que puede ser la solución al retroceso que la "modernidad" ha traído a la humanidad.
El exagerado empeño por hacernos "entrar a la modernidad" por parte de las elites del poder, de los poderes fácticos y de los grupos minoritarios, esconde intereses mezquinos de control, de distracción, de manipulación, de búsqueda de mercado, de aumento de popularidad y quién sabe qué otros maquiavélicos propósitos; al contrario de lo que pregonan, lo que menos les interesa promover es el bien común o defender los derechos o la dignidad de la persona, no obstante que para algunos, por su oficio, deberían ser los primeros promotores de estos valores.
La iniciativa de ley que ha presentado el Presidente de la República para legalizar los matrimonios entre personas del mismo sexo elevándolo a derecho humano, y la consiguiente posibilidad de adoptar menores, se une a las anteriores discusiones que han llenado recientemente la agenda nacional. Apenas hace unos días se llamaba la atención sobre la legalización de la mariguana, que ocupó mucho tiempo y energías y distrajo de otros problemas fundamentales para la vida del país. ¿No será una nueva cortina de humo para ocultar los errores en la transparencia, la corrupción y la impunidad?
¿Acaso se pretende con ello impedir la reflexión de la población sobre problemas como la falta de democracia, la extradición del Chapo Guzmán a los Estados Unidos, la no aprobación de las leyes anticorrupción, o la relevancia de las elecciones que están por realizarse en diversas partes del país? Nuevamente, con el pretexto de modernidad, se nos quiere manipular para aceptar leyes que no están basadas en la razón ni en el diálogo auténtico y sincero.
Definitivamente la modernidad no es siempre sinónimo de progreso y oponerse a iniciativas cuestionables no es siempre signo de oscurantismo. No se trata de religión o de fanatismos, sino de posturas que se basan en argumentos lógicos, coherentes y basados en la verdad. Es más fanático quien señala a cualquiera que no está de acuerdo con sus posturas como un retrógrada, sin escuchar sus argumentos y basado en falacias y modas radicalizadas.
Un estado de la Unión Americana acaba de declarar a la pornografía como problema de salud pública poniendo en movimiento las políticas y acciones necesarias por parte de las autoridades para combatirla. No fue una monjita o un grupo de radicales los que lo declararon como algo sucio y pecaminoso, sino fue el Estado mismo quien descubrió los grandes daños que se estaban causando por este fenómeno (relaciones prematrimoniales, infidelidades, problemas... Más en la página 12