¿DEMOCRACIA?
A una semana de elecciones en la parte durangueña de nuestra comarca, esperamos todos, porque a toda la comarca nos afectará, que las decisiones de los votantes sean el resultado de un discernimiento basado en el compromiso de una responsabilidad común. No podemos dejar a unos pocos las decisiones que nos toca a todos, máxime que la tiranía de la corrupción y la impunidad está fundada en la apatía e ignorancia del pueblo, y las decisiones que toman las élites no buscan el interés de las mayorías como quieren hacernos creer sino intereses particulares o de grupo en detrimento del pueblo. La participación ciudadana (que va más allá de la votación pero que es parte importante de ella), es la solución a esta situación.
Si la democracia se define como el gobierno del pueblo y para el pueblo, estamos muy lejos aún de que sea realidad. Es necesario hacer sentir a las autoridades las exigencias de un pueblo que requiere un gobierno mucho mejor del que tiene ahora. La impunidad con que se maneja la justicia, el cinismo con que llevan a cabo sus acciones de corrupción, propuestas de leyes totalmente alejadas de la voluntad del pueblo y en cambio no aprobación de leyes que todos necesitamos (leyes anticorrupción), los servicios básicos tan deficientes y la obra pública cayéndose a pedazos como testigos de la incompetencia, son evidencias claras del desinterés por el bien común.
Muchos han perdido la esperanza de cambio. Pero los laguneros tenemos ondas raíces de cultura, de espiritualidad, de solidaridad y de alegría de vivir. Tenemos una vocación de organización y en medio del desierto sabemos apreciar la vida como algo valioso. Por eso los renuevos que florecen prodigiosamente en forma de participación ciudadana, pueden ser llamados "La primavera lagunera". No podemos seguir como espectadores contemplando la decadencia de una sociedad sin rumbo, en cambio promoviendo una ciudadanía fuerte se verá pronto reflejada en autoridades y legisladores que respeten la visión, la cultura propia y las aspiraciones que tenemos como laguneros.
La irracionalidad de los que deberían tener uso de razón, ha desviado la realidad hasta dañarla, proclamando el "individualismo" y la "autonomía" como valores únicos, excluyendo la solidaridad, la justicia y la paz que son complementarios. Es tremendamente riesgoso que el poderío político, económico, tecnológico y científico resida en una pequeña parte de la población, porque su actuación no está acompañada de un desarrollo auténtico de la región y de sus comunidades, víctima de una plaga mortífera y destructora, por el afán de posesión y dominio. La participación de todos hará que el gobierno sea de todos.
La Comarca Lagunera está sorprendiendo con brotes de participación ciudadana organizada y coordinada, y está haciendo brotar nueva vida humanizada, con la esperanza de poder destruir el sistema de muerte. Ante la perspectiva de unas elecciones que no tienen visos de cambiar nada (estamos viendo girar la rueda de la fortuna con los mismos de siempre), fuertes y variadas asociaciones, superando el canto de las sirenas de un cargo que las contraponga o atomice, están entrando en una propuesta común de programación, seguimiento y exigencia de una agenda ciudadana de políticas públicas y un plan regional de desarrollo auténtico a corto y largo plazo.
La Laguna requiere un plan rector que tome en cuenta toda la región independientemente de caprichos de poderes políticos y económicos. En ese sentido se está concretizando un plan regional en Torreón con perspectiva metropolitana que está requiriendo nuestro apoyo como individuos y como grupo o asociación. El objetivo es hacer que los diseños políticos tengan amplitud de miras.
La tarea requiere esfuerzos de diversa índole: tiempo, diálogo, dinero, renuncias… la incipiente democracia aún tiene muchos obstáculos que superar. Es cierto que podemos criticar en la redes sociales y votar en las urnas, pero esto no es democracia auténtica cuando la justicia social está aun lejana. ¿puede considerarse verdaderamente democrático un hombre que vota por hambre, que está en la miseria, que no tiene trabajo, que es humillado porque no sabe cómo mantener a sus hijo y educarlos? Además los medios masivos de comunicación en vez de ayudar a ciudadanizar y formar en la participación, contribuyen más bien al dominio que intenta controlar y reducir los pocos elementos de la democracia que tenemos como personas humanas: la capacidad de decisión, la libertad más genuina y el espacio para la creatividad alternativa.
La participación política y la ciudadanización es un imperativo irremplazable y requiere mucho más que discernir, analizar, consultar y decidir en las urnas; la crisis que estamos viviendo nos urge avanzar en una valiente revolución cultural, que pretende mirar la realidad de otra manera, sin destruir lo que en verdad son avances y a la vez recuperar los valores de la comunión, solidaridad y participación que han sido arrasados por un egoísmo acaparador, insensible, irracional y homicida.
A pesar de la deficiente democracia podemos sorprendernos a nosotros mismos con la fuerza vivificante de un pueblo profundamente solidario y amante de la vida, que no se conforma con quedar bajo la gélida capa de la indiferencia y la apatía. Es por eso que es imperativo crecer en democracia para retomar el poder auténtico de la ciudadanía. Cada uno sin excepción y sin excusas, sin pesimismos ni conformismos, por su bien, por sus hijos y por su patria, tiene que hacer todo lo que le corresponde para reasumir el control de su destino, sin creer ilusamente en quienes lo consideran desechable, excluyéndolo de las decisiones y llevándolo a la muerte. Es tiempo de una gran revolución, un renovación, un empoderamiento de todos, que haga efectiva su capacidad de decisión.
