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Piénsale, piénsale

Arturo Macías Pedroza

¿Y LUEGO QUÉ SIGUE?

A una semana de las votaciones, los ecos de las campañas provocan ya hartazgo y malestar: propagando que ahora es basura cara, contrasta con las necesidades más apremiantes de una población cada vez más pobre, lo que nos causa incomodidad en nuestro interior; aún siguen lacerando a nuestros oídos los más de diez millones de inútiles spots; los resultados de todo tipo en cuanto a las votaciones (de salida, preliminares, definitivos, oficiales, tendencias…), llenan nuestra cabeza de números que con dificultad intentamos comprender, y cuando parece que lo estamos logrando, viene un cambio en las cantidades o en la interpretación de éstas (que si gano pero no, aquí no pero allá si); el contexto local que ya de por sí implica diversos factores a considerar (varias ciudades laguneras, diversos distritos, diversos nombres y partidos), se mezcla con contextos regionales y nacionales y aumentan las complicaciones, los acertijos y los misterios para quien busca analizar lo sucedido en estos pasados comicios; el tema electoral sigue llenando de una y otra forma los espacios informativos probando nuestra paciencia y llenándonos el buche de piedritas; Carteles y mantas, comentarios y declaraciones, testimonian una contienda sucia que no agradó a la ciudadanía por negativa, plagada de insultos y poco propositiva; la tensión de días pasados se tradujo para unos en desilusión y para otros en esperanza. Los análisis y declaraciones están a la orden descubriendo causas, echando culpas, lavándose las manos, pregonando, discurriendo, y hasta profetizando, pero que en general sólo están destapando más cloacas, haciendo la política cada vez más chocante.

Pero hay un aspecto que no ha sido aún considerado suficientemente: la participación social. El hartazgo de la población que marcó estos comicios no terminó con los resultados en las urnas ¡Vamos a lo que sigue! ¿Y qué sigue? Esto apenas es el principio. Se ha despertado la población, sin violencia ha preferido las urnas levantando la mano para ser protagonista importante en la problemática nacional.

El aumento de la participación en las votaciones (52% en promedio nacional pero aún mayor en la Región Lagunera), hizo que los que tradicionalmente decidían los destinos de la nación descubrieran que no pueden ser siempre los titiriteros que siempre mueven los hilos. Los resultados también nos dicen a todos que es posible hacer cambios importantes y de manera rápido.

Es cierto que los elegidos no son magos, como dice el Arzobispo de Durango, José Antonio Fernández Hurtado en reciente declaración, y que los cambios no pueden hacerse de la noche a la mañana, pero también es cierto que la situación es insostenible. Ciertamente no vendrán mágicamente los cambios si nos sentamos a esperar que sucedan por sí mismos. Los cambios vendrás si los hacemos. Seríamos unos ilusos si creyéramos que los que nunca han hecho nada por cambiar ahora lo harán. Sería entonces un milagro si los que siempre han sacado tajada con la situación actual renunciaran voluntariamente a seguirse beneficiando. El cambio tiene que venir de la participación de la ciudadanía pues es a quien le interesa.

Serán necesarios ciertamente largos procesos de los cuales sólo nuestros hijos recogerán los frutos, pero aún estos procesos a largo plazo requieren la participación ciudadana que supere intereses particulares o de partido; que no se detenga ante fronteras estatales, límites urbanos o ríos secos. La agenda regional de "Renacer Lagunero" nace y sólo se puede mantener con la acción de la ciudadanía, de las asociaciones y organizaciones no gubernamentales. Proyectos ciudadanos que requieren además la inspiración trascendente de las instituciones religiosas y educativas que, libres de egoísmos, han decidido por el bien común, como un modo efectivo de amor, que devuelve la dignidad y da identidad a cada uno de los habitantes de estas tierras, que trasciende el tiempo y los intereses miopes. Aquí cabe preguntarse cada uno de los que somos laguneros si formamos ya parte de estas iniciativas (se puede participar en varias) y si apoyamos a las que no participamos activamente, sabiendo que contribuyen con su granito de arena al bien común.

Sin olvidar los proyectos a largo plazo, hay sin embargo situaciones que urge superar lo antes posible. La corrupción, la contaminación, la pobreza, la... Más en la página 8

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