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Arturo Macías Pedroza

CREO EN LA FAMILIA

En toda familia hay un poco del gran amor incondicional que Dios nos tiene. El amor es una energía vital que tarde o temprano se abre camino. La familia está enfrentando actualmente crisis profundas a causa de los cambios estructurales, sociales, económicos, políticos y religiosos que la nueva época trae consigo. Estos cambios pueden ser de índole diversa: hay cambios que son ataques directos a la estructura familiar, hay otros que pueden contener elementos positivos, fruto del desarrollo humano que hay que saber aceptar, hay también transformaciones que no son ni buenas ni malas, sino sólo elementos nuevos que la familia deberá afrontar (como lo ha hecho siempre a lo largo de la historia), para seguir siendo la institución en la que se fundamenta la sociedad.

Para adecuar la institución familiar a esta nueva época hará falta un discernimiento sabio y bien fundamentado, que garantice conservar lo que pertenece a su esencia, y rechazar lo que amenace a ella y a la sociedad de la cual es fundamento. La familia, no obstante los cambios sufridos en el tiempo, sigue siendo el gran instrumento que tiene la humanidad, para formar a las personas como tales, y transmitir los valores que la humanizan. Las adaptaciones que el tiempo le exige, nunca deberán anular su misión de ser custodia y fuente de amor y vida, contraria a la violencia y a la muerte.

El día de ayer en todo el país se manifestaron más de 110 marchas reuniendo millones de personas (y aún falta la del día 24 de septiembre en la ciudad de México). Organizadas por una red de instituciones y grupos que aglomeraron a todo tipo de personas, credos, profesiones y tendencias, no estaba marcado por el aspecto religioso (como algunos quieren hacer creer para tener a alguien a quien atacar), ni marcharon en contra de derechos de otros; tampoco pidieron la renuncia de nadie, ni se pronunciaron contra partido alguno. Su reclamo fue contra la imposición de la ideología de género que está impulsando la OEA y la ONU, pero que sólo han aceptado 22 países en el mundo. Una ideología que busca desestabilizar la institución familiar, que la considera como "el lugar donde se enseñan todas las actitudes aberrantes, retrógradas, anquilosadas y discriminatorias que nos hacen cerrarnos a los nuevos tiempos". En realidad es una ideología que manipula psicológica, moral, social y religiosamente, para que aceptemos como normales y de acuerdo a los tiempos contemporáneos, todo tipo de géneros y comportamientos. Nada debe estar prohibido. Todo se permite.

Una de las grandes riquezas que tiene nuestro país es la familia. No obstante los ataques de la que ha sido objeto, la familia sigue siendo fundamento arraigado en la cultura nacional, e incluso se proyecta como la solución a la problemática que estamos viviendo en el país con la corrupción, la violencia, la falta de calidad de la educación, la impunidad, etc. Es la institución familiar la que puede revertir desde su interior las desgracias nacionales. La sociedad ha despertado no sólo para rechazar ideologías; (para quienes enarbolan la bandera de la laicidad, no se trata de cuestiones religiosas. La laicidad en la constitución no admite ni creencias religiosas pero tampoco ideologías), sino para exigir del estado la protección de la institución familiar. La gente que marchó ama a su país.

La marcha adquirió además una importancia que se extendió allende las fronteras nacionales. Lejos de manifestar una actitud "retrógrada" (como algunos tildan a los que se oponen a la imposición de esta moda), el pueblo de México está diciendo al mundo que la patria trasciende gobiernos, que es rica por sus valores profundos forjados en la familia. Habiendo sido vejada internacionalmente por diversas razones, (por ejemplo Donald Trump), propone al concierto internacional, orgullosa y digna, lo que la engalana y la embellece profundamente, y la hace resplandecer como país: los valores familiares. Esta marcha no sólo es la negativa a seguir soportando la corrupción, la violencia y la ineficiencia en el país, tampoco es sólo un rechazo a las imposiciones internacionales de una ideología destructiva. Su importancia internacional es porque la familia es la gran propuesta de México al mundo (recordando a Vasconcelos con su "raza de bronce"); es ofrecida como respuesta válida a la cultura consumista, violenta y competitiva que tiene en crisis a la humanidad.

Aquí en La Laguna, la marcha tomó un sello especial: logró superar la división de ciudades, estados, diócesis, creencias y partidos. Ayer pudimos constatar que podemos hacer acciones conjuntas a nivel regional, superando divisiones que han sido siempre un obstáculo para el desarrollo. Ayer descubrimos incluso nosotros mismos, lo poderosos que podemos llegar a ser con la movilización, la organización y la participación, para superar las problemáticas comunes que nos aquejan como región.

La familia es una fuente extraordinaria de generación y regeneración, de crecimiento y cohesión, de acogida y de liberación. Creo en la familia. En un mundo que ha perdido la esperanza, que vive la angustia del futuro, la familia testifica que la verdad de todo es el amor, y, más allá de todo, lo que queda es el amor.

Piensalepiensale@hotmail.com

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