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PIÉNSALE PIÉNSALE

Arturo Macías Pedroza

¿PRESIDENTA INDÍGENA?

QUE RETIEMBLE ESTE PAÍS, CON EL CORAZÓN ANCESTRAL DE LA MADRE TIERRA

La grandeza de la patria que habitamos, nos sorprende superando expectativas y haciendo efectiva su valía. Aunque habíamos sido arrastrados en la vorágine del sistema económico imperante, que basa sus estándares de riqueza en necesidades creadas por él mismo, y en parámetros medibles sólo en dinero; aunque el neoliberalismo capitalista y consumista, nos ha herido con la violencia y el miedo con notas rojas y catastrofismo, induciendo la sensación de inseguridad, el deseo de encierro, de protección y aislamiento ante un exterior constantemente amenazante; aunque la formación que nos hace consumidores ha realizado una verdadera transformación social que cambia también los valores en los que antes nos fundábamos; no obstante la aparente fatalidad de una situación mantenida por los llamados "poderes fácticos", que con el mayor cinismo, explotan impunes a la población; no obstante todo eso, la movilización ciudadana, la participación de las bases, la organización de los barrios y la sabiduría de los pueblos originarios de estas tierras, están ofreciendo una respuesta válida y una opción viable a una situación que en sí misma era insostenible.

La esencia del hombre no es la violencia y la competencia como se nos ha hecho creer, sino la comunicación y la asociación. La cultura milenaria de nuestro continente ha sabido convivir en armonía con la tierra; construyó normas, instituciones, rituales míticos y religiosos que promueven la colaboración e integración, contraria a la sociedad de consumo, que impone un ritmo deshumanizante y una crisis civilizatoria imposible de sostener. El utilitarismo destruye el sentido de vivir; destruye la esencia del hombre. La globalización de la corrupción, de la violencia, de la impunidad y de la injusticia, están conectadas directamente con este sistema.

En contraste con la sabiduría ancestral de nuestro pueblos, la economía neoliberal nos ha hecho pasar de una alimentación sana y garantizada en las unidades domésticas tradicionales (la milpa), a una alimentación deficiente, que se compra en el mercado y que requiere dinero. Se ha pasado a prácticas agrícolas especializadas que dañan la biodiversidad, requieren inversión de capital y acaban con la producción campesina, la vivienda tradicional se hace un producto que se compra a largo plazo y que está sujeto a especulación. La salud se transforma en el negocio de la enfermedad. El dinero se hace un fin en sí mismo, en vez de un medio para facilitar el intercambio de bienes. La lógica del sistema es convertir todo en negocio creando falsas necesidades.

¿Cómo cambiar un sistema mundial tan poderoso y extendido, aun sabiendo que es destructor y que es necesario detener?

En el pasado Congreso Nacional Indígena (del 9 al 14 de octubre) se declara con firmeza el anticapitalismo y se anuncia que "ha llegado el tiempo de hacer vibrar este país con el latir ancestral del corazón de nuestra madre tierra". Cansados del despojo y la represión que no han parado en 524 años, consientes que la ofensiva capitalista se ha convertido en una amenaza civilizatoria, no sólo para los pueblos indígenas y campesinos sino para los pueblos de las ciudades, que también son asesinados, despojados, contaminados, enfermados, esclavizados, secuestrados o desaparecidos, sabiendo que únicamente se puede detener esto desde la rebeldía ante los malos gobiernos, sus empresas y su delincuencia organizada, han decidido que van a buscar a una mujer indígena como candidata a la presidencia de la republica.

Esto que, a primera vista parece descabellado, se convierte en una posibilidad real de ser actores políticos, con una propuesta muy atractiva, no sólo para el 10 % de la población del país que es indígena sino para muchos más, inconformes con la situación actual.

¿Qué no saben gobernar?, ¿Qué no saben de política? Su sabiduría supera en años y en mañas a los partidos actuales que, ellos sí, no han sabido gobernar. Cansados de acuerdos y promesas no cumplidos, saben lo que hay que reclamar; despojados y empobrecidos, saben lo que hay que pedir; víctimas de corrupción y manipulación, saben de qué cuidarse. En lugar de lucha de resistencia se convierte en participación activa y en respuesta creativa, no sólo para resolver sus problemas como indígenas, lo cual ya sería mucho, sino para ofrecer al país y al mundo un ancestral sistema, que ha probado su efectividad, tal vez con las modificaciones y actualizaciones que, desde su misma sabiduría, siempre han hecho.

No perdamos de vista esta chispa de luz que, aunque aún es tenue, puede ser la luz que ilumine no sólo a un país, sino a toda una comunidad mundial que se debate en la oscuridad de una irracional ideología consumista, que se consume incluso a si misma.

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