Los días faustos e infaustos de septiembre
Tercera parte
El mes de septiembre, en el historial de Gómez Palacio y por extensión de La Laguna, se significa por habernos deparado sucesos faustos e infaustos. Dolorosos y festivos días, recargados de penas, algunos...
Y de alegrías, otros; indelebles en el recuerdo de los laguneros.
En las anteriores entregas comentamos aspectos de: la llegada del ferrocarril a la región, las avenidas del Río Nazas y el inicio, en épocas pasadas, del año lectivo; de la bonanza que originaba la recolección del algodón con la consiguiente inmigración de piscadores, y sobre los orígenes de la Feria del Algodón. Ahora, con relación al mes que nos ocupa, trataremos sobre aspectos históricos de la Feria.
La Feria del Algodón, a través de su historia, ha tenido distintas sedes y denominaciones. A partir de 1946 y hasta la fecha se ha celebrado cada año en el mes de septiembre, no obstante, la frecuencia de temporales lluviosos que han mermado la concurrencia de feriantes. Ni los puntuales aguaceros, ni las muy laguneras tolvaneras, han menguado el entusiasmo de los miembros del Club Rotario de Torreón, sus aferrados y entusiastas organizadores. ¡70 años seguidos la garantizan!
De 1946 a 1956, la Feria se instaló en la Plaza de Armas, centro de un Torreón que no sospechaba el crecimiento exponencial de su actual mancha urbana. Los siguientes dos años pasó al Bosque Venustiano Carranza, lugar de donde se retira a solicitud del vecindario, por el ruido y otras incomodidades propias del festejo. En 1959 emigra al área perimetral de la Alameda Zaragoza, en la que permanece hasta 1966. Su siguiente sede se estableció en el Estadio de la Revolución y sus alrededores, durante diez ediciones, hasta 1976, en que los vecinos explotaron y dijeron: ¡no más!
Para evitar molestias a terceros, durante los años 1977 y 1978, se optó por un terreno eriazo sobre el bulevar Torreón -Matamoros, decisión que llevó a la Feria al fracaso. La consistencia del terreno -polvoriento- y su lejanía respecto del centro metropolitano, desanimaron a concesionarios de estand, expositores y visitantes. En 1979, y pese a la inconformidad del "barrio", la algarabía de la Feria regresó al Estadio de la Revolución, donde funcionó hasta 1981, año en que el presidente del Club Rotario, en aquel entonces, licenciado Manuel García-Peña Valadez (de grato recuerdo, nuestro maestro en la escuela de Jurisprudencia de la U A de C, en Torreón), comprendió la necesidad de contar con un solar propio (30 hectáreas en el ejido Ignacio Allende), espacio que actualmente ocupan las monumentales instalaciones que albergan la Feria de Torreón, desde 1982.
La Feria del Algodón -nombre original desde 1925- ha sufrido durante su trayectoria diversas modificaciones. En 1958, se le agregó al final "y de la Uva"; en los setentas, se adicionó de nuevo su nombre
Ahora que hemos recordado que la Feria del Algodón, en épocas pasadas también fue de la Uva, es oportuno traer a colación que durante los años sesentas, La Laguna alcanzó fama nacional e internacional como región vitivinícola. Por los caminos vecinales y las carreteras de la región transitaban interminables hileras de camiones-tolva rebosantes del fruto de la vid, que tenían como destino la Meca de los buenos vinos y aguardientes, la Cía. Vinícola del Vergel, que en 1967 obtuvo en Francia, el trofeo Mercurio de Oro, Óscar del comercio europeo, por la calidad de su brandy Viejo Vergel que, de paso diremos, nos brindó inolvidables "convivencias" con la "raza", durante la añorada juventud.
Al paso lento de las rebosantes tolvas, por las calles de Gómez Palacio, los niños y jóvenes nos "coleábamos" el camión y, a discreción, sin reclamo de sus choferes y ayudantes, tomábamos los racimos de bola dulce, rosa del Perú y moscatel, y hasta les convidábamos, lanzando racimos, a las damas y los adultos que no se atrevían a treparse como nosotros. ¡Años dorados, dulces y jugosos recuerdos del ayer!
Esos eran otros tiempos, en que la abundancia hacia que valiera el trabajo, y este, que el dinero tuviera valor. La paridad de nuestro peso en relación con el dólar era de $12.50. Pero llegó la docena trágica 1970-82, que desembocó en la devaluación. Luego se le agregaron tres ceros a nuestra moneda, los que, al desaparecer en 1992, como por arte de magia, hicieron polvo los legítimos ahorros del pueblo. Hoy en día, nuevamente, la escalada del billete verde sigue en ascenso, ya llegó a los $20.00. ¿Dónde quedó el valor del peso de los sesentas?, ¿a qué nivel del inframundo de los valores monetarios, hemos caído?, ¡que desgracia!, o más bien, ¡que desgraciados los ca… que nos gobiernan!
PD. Ahora resulta, que el agua que corre por el viejo cauce del río que es nuestra razón de ser: LAGUNEROS (por las lagunas que alimentaba cuando era libre, cuando no existían los canales de riego y el agua no tenía dueños), es un DESPERDICIO, ¡ay, que hijos… desnaturalizados del Padre Nazas! Continuará. Nos encontramos el próximo domingo, D.M. Agur.
SENTIDA CONDOLENCIA
Nos unimos a la pena que embarga a las familias De Juambelz, González-Karg, Irazoqui y demás parientes, por el sensible fallecimiento de la señora doña Olga de Juambelz y Horcasitas, presidenta del Consejo de Administración de "El Siglo de Torreón", haciéndola extensiva a todo el personal del Diario Defensor de la Comunidad. Descanse en paz, Doña Olga.
Hravendano472003@yahoo.com.m