Escultura italiana, copia de 'La Piedad' de Miguel Ángel Buonarroti, que engalanó por 40 años el Mausoleo de la familia Cano Méndez, en el Panteón Guadalupe de Gómez Palacio.
En la primera parte de la presente crónica nos referimos a los orígenes de nuestros antiguos panteones municipales y a los cementerios más recientes.
Consignamos de todos ellos, su fecha de apertura, superficie y ubicación; abordamos las mortandades producto, de la Revolución de 1910 y de la Influenza Española de 1918, y culminamos con el Puente de Vivos y Muertos.
Nuestros abuelos y padres guardaban un profundo respeto por sus ancestros. Esto, se reflejaba en el cuidado y preservación de los cementerios públicos. Algunas administraciones municipales se han preocupado por mantener sus áreas limpias, forestadas y seguras, los trescientos días del año. En temporadas han acudido en su auxilio patronatos surgidos de la sociedad civil, sin menosprecio de las obras públicas municipales que les han dado lustre y funcionalidad.
Sucede que, un día de septiembre de 1986, se encuentran nuestros viejos y queridos amigos, don Guillermo V. Zamudio (†) y Pepe del Rivero, a la sazón presidente municipal de Gómez Palacio, y, al surgir de la plática el tema del panteón, el primero de los mencionados (puntual concurrente domingo a domingo a la tumba de su señora esposa doña Esperanza), le ofrece piedra de mármol de su empresa para la construcción de la barda circundante. Pepe, acepta el reto y, con la participación de los propios sepultureros y un camioncito de volteo, emprende los trabajos bajo la dirección de Popo Lomas Aguiña, jefe del Departamento Central.
Corrieron los tres años de la administración municipal 1986-89 y el resultado fue una de esas grandes obras que, por su dimensión y trascendencia, perduran y dignifican a los pueblos. Setenta años después de haber dado servicio a los panteones municipales un erosionado muro de adobe, impulsado por el presidente municipal Benito Rubio, fue sustituido por la construcción de una sólida barda perimetral.
La susodicha barda, edificada con mampuesto de mármol mezclado con argamasa, terminado aparente en sus dos caras (parecida a la que luce en sus alrededores el Instituto Francés de la Laguna), y que cubre una longitud de 1,571 metros por 2.50 metros de altura y 0.50 metros de ancho y otro tanto de cimiento, tuvo un costo total de $ 189'962,403.00; cantidad a la que si le quitamos tres dígitos del extremo derecho que en aquel entonces le agregó la inflación galopante, nos queda un monto increíblemente barato -$ 189,962.40- para una obra de carácter público, de su tiempo. Nada que ver con los presupuestos inflados de nuestros "próceres" actuales.
La pasada administración municipal encabezada por José Miguel Campillo Carrete (27 años después), dio el remate a la monumental barda. Sustituyó la decadente malla ciclónica que cubría la parte frontal del Panteón Guadalupe (362 metros) con "rejacero" esmaltada en ROJO, de 1.60 metros, sustentada por un muro mamposteado de 0.60 metros. Y, además amplió, con renovación de pavimento hidráulico y construcción de banqueta (ésta, sólo en la acera norte, al igual que la instalación de luminarias led), la calle Aguamarina, que sirve de acceso a nuestros panteones, a partir de la calle Pedernal. Disculpen queridas(os) lectores, el poco aguante de su cronista, pero el color rojo de la rejacero siempre será impropio para la decoración o fachada de un cementerio, salvo, que la haya patrocinado la Coca Cola. Bueno… esa obra que le valga a Campillo.
Abocados en nuestra investigación hemos topado con aspectos de importancia para el conocimiento de nuestros lectores; hubo también tópicos que nos picaron la curiosidad y, hasta, recibimos sorpresas.
La cremación. La costumbre de cremar los cuerpos la introduce en Gómez Palacio la empresa administradora del cementerio Jardines Eternos (primer horno crematorio lagunero, instalado en Torreón) en 1980. Por su parte, Funerales La Paz monta el propio en el Panteón Municipal de Gómez Palacio en 1993, mismo que operó hasta 2010. Por cierto, su original propietario don Jesús Cepeda González, llegado de San Pedro de las Colonias, en 1958, modernizó el servicio funerario, dándole un toque de distinción.
Actualmente, la mayoría de los templos católicos y las capillas de funerarias han dado un respiro a los panteones al convertirse en columbarios (resguardo de cenizas), al parecer porque ese servicio es más económico que la sepultura.
Personajes Ilustres sepultados en los panteones municipales: los revolucionarios Dionisio Reyes, Lázaro Chacón, generales: Antonio Orozco, Juan Pablo Estrada, Gilberto Rodríguez y el coronel Epitacio Rea; la copiosa y valiente generación de maquinistas y garroteros que movilizaron en sus trenes a la División del Norte; oficiales de menor rango y los héroes anónimos de la tropa, según relata don Pablo Machuca, en sus obras "Los Olvidados" y "Crónicas y Leyendas de Gómez Palacio" (página 42). Igualmente yacen, prestigiados profesionistas, profesores, artistas, deportistas y benefactores, así como modestos y respetables hombres y mujeres de bien.
En 1988, durante el gobierno del licenciado José Ramírez Gamero se construyó en el Panteón de Oriente de la ciudad de Durango, la Rotonda de los Hombres y Mujeres Ilustres. En ese sitial de honor descansan, entre otros, nuestros distinguidos antepasados: generales Jesús A. Castro y Orestes Pereyra, y las profesoras Modesta Figueroa de Mesta y Esther Galarza. Ellos, que inicialmente habían sido sepultados en el Panteón Municipal, pasaron a la Rotonda, el primero, el 30 de noviembre de 1989; el segundo, el 19 de noviembre de 1991, y las profesoras, el 13 de mayo del mismo año.
Hechizos y brujerías. Entrevistados los empleados del Panteón Municipal, manifiestan desconocer la existencia de leyendas de aparecidos u otros fenómenos de ultratumba, sucedidos en su área de trabajo. Lo que sí han encontrado al cavar la tierra para construir las gavetas, son recipientes con muñecos atravesados por alfileres; mechones de cabello, en combinación con fotografías, huesos humanos y otros objetos personales. Sólo eso.
Sorpresa. Lamentablemente, por falta de apoyo del obispo José Guadalupe Torres Campos, en 2009, dejamos escapar la donación en favor de la estrenada Catedral de Nuestra Señora de Guadalupe, de una copia de la escultura "La Piedad" de Miguel Ángel Buonarroti, realizada en la ciudad de Viareggio, Italia, en mármol de Carrara, y que durante 40 años engalanó el mausoleo de la Familia Cano Méndez, en el Panteón Guadalupe de Gómez Palacio. Esa bellísima obra de arte, ahora ennoblece el atrio del templo de la Medalla Milagrosa, en la colonia El Fresno de la ciudad de Torreón. ¡Cosas veredes, Mío Cid! Lo anterior, de conformidad con la información proporcionada por la familia donante.
Convocamos a nuestros coterráneos a visitar los panteones para honrar a nuestros difuntos, y de paso darles una manita a sus tumbas: inveterada costumbre de gentes de bien. Fomentemos entre los niños y los jóvenes el amor por nuestro pasado familiar, histórico y cultural, genuino soporte para enfrentar con orgullo y entereza el porvenir. Nos encontraremos pronto, D.M. Agur.
Posdata. Agradecemos a los señores: Ing. Eugenio Rivas Luján, de la Dirección de Catastro de Gómez Palacio; a los señores Isaías Navejas Pineda e ingenieros Alejandro Terán y José Carlos Sierra y a las señoritas Yadira Avitia y Leticia Vargas, empleados de los cementerios, por la ayuda prestada para materializar la presente investigación.
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