ENTRADA.- La percepción que tienen los mexicanos es que el país no va por buen camino.
Al respecto podríamos decir que el gobierno de Peña Nieto sin ser una maravilla, se ha desempeñado dentro de los parámetros normales de cualquier otro presidente. Me atrevería a afirmar, hasta un poco mejor que algunos.
SOPA.- Sin embargo, los resultados del 5 de junio ponen de manifiesto que los ciudadanos le cobraron al presidente Peña Nieto y al PRI varias facturas pendientes. Primeramente la tolerada corrupción con algunos gobernadores y sus pandillas de los estados de Veracruz, Quintana Roo y Chihuahua; seguidamente la inseguridad que prevalece en los estados de Tamaulipas y Durango en donde los cárteles siguen disputándose las plazas, y finalmente, el hartazgo y mal humor que el gobierno federal generó entre todos los mexicanos con motivo de la "Casa Blanca", Ayotzinapa y las incontroladas marchas y manifestaciones de los anarcolocos de la CNTE.
PLATO FUERTE.- Es una realidad que la imagen de Peña Nieto está deteriorada como la de ningún otro presidente durante sus primeros tres años de gobierno.
Las boletas electorales del domingo pasado pusieron de manifiesto que el voto llamado duro del PRI y que tanto presumieron y festinaron los gobernadores en los estados perdedores, pero también los de los otros estados, no da ya los resultados de siempre.
Las elecciones fueron también perdidas por el PRI, desde el momento que optó por guardar silencio o mirar para otro lado cuando algunos gobernadores priistas como los de Veracruz, Quintana Roo o Chihuahua, eran señalados de rateros y corruptos. Esto dio como resultado y por mera simbiosis, que el PRI asumía y se hacía copartícipe de las corruptelas cometidas por aquellos gobernantes y alcaldes denunciados en tiempo y forma como corruptos.
Por otra parte, las derrotas del PRI se deben muy especialmente a la incapacidad de la Oficina de Prensa de la Presidencia de la República para cuidar la imagen del ejecutivo y saber divulgar a todos y de buena manera su política.
Habría que agregar la actitud que asumen los miembros de su gabinete de dejar solo al presidente y jamás salir a los medios para defender la política del gobierno de que forman parte.
Igual actitud ha asumido el PRI, su dirigencia y sus tres sectores a nivel nacional, estatal y municipal, quienes jamás han salido a las calles ni a los medios para solidarizarse con la política de un presidente salido de sus propias filas, cosa que políticamente se hace en cualquier otro país en casos similares.
Nuestro presidente definitivamente tiene lo que se llama "mala prensa", pero además, se ha visto incapaz de traducir al lenguaje cotidiano sus acciones de gobierno y como "el que calla otorga", se le culpa hasta por las humaredas del Popocatépetl.
La realidad es que el PRI dejó solo a Peña Nieto y con ello, el mismo PRI se quedó solo; de ahí que no es de extrañar ni tampoco de merecer estudios o análisis los resultados del 5 de junio. Se trata de un PRI que no ha sabido explicar al electorado las acciones de un gobierno que él mismo llevó al poder.
POSTRE.- Pero ahora y para la mayor preocupación del presidente Peña Nieto, éste tendrá que cambiar la estrategia que para el 2018 ya tenía sin duda alguna estructurada. Entre ésta, la necesidad de revisar la tercia de los posibles aspirantes a la candidatura presidencial que cada día se hace más difícil de elaborar, pues el PRI necesitará un candidato joven con una magnífica imagen pública y muy buena presencia física. Deberá el PRI penetrar en los cuadros electorales más profundos de la sociedad civil, pues ya ha quedado plenamente demostrado que ni los cuadros básicos organizados ni el llamado voto duro del PRI, dan ahora los resultados que dieron en el pasado.
DIGESTIVO.- La lección ha sido dura para el partido histórico de México y ojalá la aprenda. Eso sería lo mejor que pudiera hacer.
NOTA AL MARGEN
Por fin ha terminado en Durango el terrible y corrupto cacicazgo de Ismael Hernández Deras y Herrera Caldera. Nada más quedaría pendiente el rendimiento de cuentas que es lo que más duele y pone a todos nerviosos.