WASHINGTON, EU.- El presidente Barack Obama perdonó ayer por última vez a dos pavos y cumplió una tradición de más de medio siglo, que constituye quizá el único acto oficial donde el protocolo presidencial queda rebasado por las risas.
Por primera vez desde que ha concedido este inusual indulto, el mandatario no estuvo acompañado por sus hijas Sasha y Malia, quienes dijo tuvieron conflictos de horario, por lo que apareció junto a sus pequeños sobrinos Austin y Joshua Robinson. "En realidad ya no podían soportar mis bromas", dijo el mandatario, quien entre risas de los invitados presentes en el Jardín de las Rosas de la residencia presidencial, se dijo aliviado de que ambas no han sido transformadas por el cinismo de la ciudad. Obama dijo que lo que sus hijas no saben es que aún en la vida civil seguirá perdonando pavos.